Por alguna razón, durante una boda, sonó aquel clásico de Mike Laure, “Tiburóna la vista”. Sorprende que a alguien se le ocurra poner en una fiesta esta canción en lugar de alguna de Los Ángeles Azules, hoy tan de moda.
“Tiburón, tiburón. Tiburón a la vista, bañista. Un tiburón quiere agarrarcarnita buena para almorzar”.
En medio de la pista de baile recordé el concepto de “tiburón financiero”:una persona o empresa especuladora que busca empresas en crisis para comprarlas y revenderlas a mayor precio. No les importa ni el personal ni su rubro, solo ganar dinero a corto plazo.
El actor Richard Gere, quien visitó recientemente México, interpretó en la película “Mujer Bonita” a uno de estos tiburones:Edward Lewis, fue el papel que lo hizo famoso.
En la realidad, lejos de las películas hay tiburones más cerca de lo que creemos y buscan “carnita buena” para estafar, fraudear y acabar con el patrimonio de las personas.
El año pasado la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), hizo pública una lista de diez empresas que ofrecían créditos a cambio de pagos por adelantado por gestión, pago de comisiones, aperturas y seguros. Lo grave del asunto es que esas empresas suplantaban a entidades financieras. Su modus operandi era solicitar pagos, algunos cuantiosos y después de recibir los depósitos, nadie respondía llamadas, correos o mensajes.
La necesidad de dinero rápido para solventar emergencias, ya sea médicas, legales o financieras, ha hecho florecer a lo largo de los últimos años, “modelos de negocio” delincuenciales… ¿Sabes cuál es su característica? Surgen en épocas de crisis.
A finales de los años 90 aparecieron las Cajas de Ahorro, basadas en el modelo de este ente financiero desarrollado por las iglesias católicas, las cuales ofrecían altos intereses a los ahorradores, algunos de ellos invirtieron su patrimonio y eventualmente, al no poder sostener el modelo, quebraron y dejaron en la ruina a miles de familias. El desastre originó la Condusef y obligó la creación de la Ley de Ahorro y Crédito Popular en 2001, la regulación de estas entidades creó las figuras de Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (sin lucro) y Sociedades Financieras Populares (con fines de lucro).
Este fenómeno creció por una razón:la falta de inclusión financiera. Un estudio de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, reportó que en 2009, 64.5% de los municipios del país no tenía sucursales bancarias.
Con la popularización de Internet comenzó el phishing, que recoge datos bancarios de usuarios con comunicaciones fraudulentas o sitios falsos. Vinieron las extorsiones telefónicas y en la segunda década de este siglo, fueron constantes las denuncias por empresas fraudulentas de crédito.
En 2016, Condusef registró que 944 entidades mercantiles se transformaron en empresas no financieras y daban créditos, lo que generó un vacío legal: por no ser entidades financieras no entraban en jurisdicción de Condusef, sino de la Procuraduría Federal delConsumidor. Algunas de ellas prometían préstamos de 50 mil a 5 millones de pesos a cambio de depósitos de apertura.
Estos nuevos tiburones son fáciles de detectar: se anuncian a través de “volantes”, piden comisiones antes delcrédito, no investigan buró de crédito ni historial crediticio. Las autoridades piden a los usuarios investigar si las empresas cuentan con registro y piden no aceptar gestiones mayores al 6% del valor del crédito, pero aún no hay regulación, mucho menos sanciones.
La información, la cabeza fríay el sentido comúndeben imperar en caso de una emergencia o necesidad, de locontrario,los tiburones tendrán esa carnita buena para almorzar. Pero…¿y la autoridad?
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