El uróboros y la construcción de confianza

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En un viaje de carretera me acompañó un disco de la cantante española Luz Casal y en la mente se me quedó la canción “Mi confianza”, que puede ser interpretada en términos amorosos o de amistad: “Pongo mi confianza en ti, tú no me dejarás, nunca me traicionarás, dos impulsos y un solo ser haciéndome pensar”.

Hoy en día la confianza es un valor agregado cuando debería ser una obligación.

Se hacen encuestas de confianza en el presidente, el gobernador, en los consumidores, empresarios, se hacen exámenes de control y confianza a quienes están involucrados en la impartición de justicia y desde hace meses, se habla de la confianza de los inversionistas y las empresas calificadoras en México.

En febrero, a dos meses de rendir protesta, se dio a conocer una encuesta de Arias Consultores donde se informó que 65.7% de los Jaliscienses no confiaban en el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, o leído distinto, el 32.5% de la población le dio su confianza. En marzo, en un estudio del organismo Jalisco Cómo Vamos, 58% de los Jaliscienses esperaba que la gestión del Gobernador fuera mejor que la de su antecesor Aristóteles Sandoval.

En junio, Andrés Manuel López Obrador cayó por debajo del 50% en la encuesta de aprobación del organismo México Elige. El 46.9% fue el número exacto, pero de acuerdo con el diario El Financiero, en diciembre tenía la confianza del 77%, llegó al 83% tras la crisis de combustibles y en junio llegó al 66 por ciento. El diario Reforma dio a conocer su encuesta donde el 70% aprueba sus primeros siete meses en el cargo, pero cayó 8% respecto a marzo.

Algunos especialistas en coaching personal, afirman que la construcción de confianza se consigue al hablar en serio, decir la verdad, expresar sentimientos, decir no en ocasiones, confiar en sus acciones y dar el beneficio de la duda. Si estas características las aplicamos a los políticos referidos, hay tantas respuestas como personas que lean este artículo.

La confianza en México comenzó a descender al mismo tiempo que se redujeron las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo al gobierno el país crecería de 1.5.% a 2.5%. El Fondo Monetario Internacional comenzó el año con una baja de 2.5% a 2.1%, en junio los analistas consultados por el diario El Financiero pasaron de 1.3% a 1.2%, el número del gobierno se mantenía en 2%, pero hay estimaciones de .9 y .8 por ciento.

La construcción de confianza se refiere a la buena gestión de triunfos y fracasos, está íntimamente relacionada a un buen liderazgo y a la forma de comunicar para conseguir afiliación de los ciudadanos a los ideales que defienden. En el líder descansa la responsabilidad de imponer una dirección, pero también de conferir poder a otros. El primer error de los líderes actuales está en la ausencia de intenciones de desconcentrar el poder en su persona, que las decisiones permitan mostrar a su estructura de gobierno como un ente donde las decisiones y la creatividad de solución a los problemas, está puesta en un grupo, no en una persona.

Que la confianza se deposite en el proyecto de una persona, dota de una fragilidad a todo lo que la rodea, empezando por la percepción. Los líderes serán cuestionados más por su personalidad (explosiva o pasiva, autoritaria o laxa) que por su proyecto. Además, si la comunicación institucional no cambia esa percepción, comenzará un periodo de decepción y un descenso en las opiniones positivas, porque si las decisiones y la aplicación del poder depende de una persona y no de un proyecto con misión y visión, se expone a un país, un Estado o un municipio, no solo a la incertidumbre, sino a cambios bruscos y radicales que no se basan en el bienestar colectivo. México atraviesa, parece, un periodo de uróboros, de serpiente que se muerde la cola, porque los dichos y las acciones están dislocados, desarticulados y no solo es percepción, lo estamos sintiendo.