Si no hay confianza no hay inversión, ¿y si no hay inversión?

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El producto interno bruto es el principal termómetro de una economía, cuando vemos o escuchamos que el PIB creció o bajó, justamente lo que se nos está diciendo es cómo se encuentra una economía.

Este indicador está compuesto de 4 principales vertientes: consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas. Aunque todas son muy importantes, en este artículo, nos centraremos específicamente en una: la inversión.

Pareciera que la confianza no tiene que ver con la economía y las inversiones, pero, imagínate que en tus manos estuviera la decisión de invertir en algún proyecto. Lo primero que harás es investigar la viabilidad, las proyecciones, conocer en qué consistirá y las garantías que se te ofrecen en caso de aceptarlo. Imaginémonos que todo está medianamente bien, pero que el factor confianza está debilitado, o sea que no estás seguro que se puede fiar al 100% en tu contraparte… ¿te animarías a llevar el proyecto a cabo? ¿le prestarías tu dinero a la persona con peor reputación en el pueblo?

La economía funciona así, el factor confianza y el tema psicológico mueven los mercados y son el soporte principal de las decisiones financieras de los humanos. Si todo mundo quiere comprar algo se empieza a regar la voz, y de igual forma, si todo mundo quiere deshacerse de algún activo hay que poner atención, como dice el viejo refrán: “si el río suena, es porque agua lleva”.

Nadie está peleado con su cartera y por lo tanto un inversionista siempre cuidará bien lo que está haciendo a su dinero. Si no hay confianza en las inversiones seguramente habrá más cautela, si no hay inversión, el PIB no crecerá como se espera, sin crecimiento hay desempleo y menor consumo, y todo esto es una cadena. En cambio, cuando hay confianza y buenas expectativas, se enciende el motor y la economía comienza a calentarse, aumenta el consumo, hay mayor empleo y la tan ansiada estabilidad, por poner algunos ejemplos.

Es por ello que es importantísima la confianza, el hecho de transmitir un buen mensaje a la población, que secundado de buenas acciones traerán expectativas buenas a corto y mediano plazo, por lo menos. Aquí es en donde entra la labor del gobierno de mandar información fiable y dar certeza con buenos discursos a la población que a la postre se puedan traducir en confianza y esto posteriormente se convierta en inversión. Un buen liderazgo por lo general traerá buenos resultados, que si no se saben aprovechar, tarde o temprano terminarán afectando negativamente el entorno industrial y económico. Un mal liderazgo, contrariamente lo único que nos traerá es más dudas, más miedo y menor certidumbre. El factor miedo vende, y si en una situación difícil no somos capaces de generar tranquilidad y confianza, estaremos llegando a los oscuros mares del escepticismo, la intranquilidad y la desconfianza que se traducirán en nerviosismo y baja inversión, y por ende bajo crecimiento.

Hablando en específico de México, hay muchas empresas que han mostrado apoyo al presidente, como BlackRock, Nestlé, Coca Cola, Pepsico, BAIC, Pfizer, Hydro-Quebec, por mencionar algunas. Todas estas empresas están dando un soporte importante a la economía nacional y a las decisiones que ha tomado AMLO, pero a pesar de esto, sigue habiendo mucha incertidumbre por los factores e indicadores económicos internos y externos. ¿Por qué los demás no se han animado a dar un paso adelante y se han frenado al momento de tomar decisiones económicas y financieras? Mientras estas nubes no se despejen y no se aclare con hechos el panorama que estamos viviendo, será cada vez más difícil poder encontrar una salida ante esta difícil situación.