El año inicia con la resaca de un menor crecimiento en la economía, pero pareciera que hay indicios de revertir este estancamiento. La única condición es que los ponderables que sostienen los indicadores macroeconómicos no representen cambios bruscos y que el golpeteo político en el contexto internacional, no altere los ánimos en los mercados. Así las cosas, se espera una reacción favorable pero al mismo tiempo cautelosa por parte de la comunidad financiera en la toma de decisiones. El conflicto entre Estados Unidos y China en torno a los aranceles así como las elecciones presidenciales del vecino país del norte, acapara también la atención de los mercados y esto representará el principal aderezo para el rumbo de la economía.