Se conoce como dualidad a la existencia de dos fenómenos distintos en una misma persona o cosa. El día y la noche, el bien y el mal.
En el mundo económico también existe una dualidad, la cual se refleja a través de un ciclo económico. Por un lado hay un crecimiento económico (expansión) durante un periodo, posteriormente existe una desaceleración económica (recesión). Pero un ciclo económico no termina ahí, es consecutivo. Después de una desaceleración vendrá una recuperación, más tarde una expansión hasta llegar a un auge económico. Tras un tiempo en auge, es normal que una economía crezca menos y vuelva a caer en una recesión, y así continuamente.
Actualmente, la situación económica global es endeble, pues gracias a la rápida propagación de una crisis sanitaria que inició en China, la actividad económica está semiparalizada en algunos países desde enero del año en curso. Los temores por un menor crecimiento económico se encendieron, provocando un ajuste en instrumentos financieros alrededor del mundo. Conforme se acrecentaba la incertidumbre, el miedo se adueñó de los inversionistas y una ola de ventas de toda clase de títulos, sobre todo de renta variable, se aceleró provocando sorprendentes descensos en las principales plazas bursátiles del mundo.
La última crisis global fue la llamada Crisis Subprime que se originó en Estados Unidos. Entre agosto y septiembre del 2008 fueron semanas de muchísima tensión porque se desconocían (como ahora) las consecuencias económicas. Posteriormente, los problemas de liquidez se fueron esparciendo hacia otros países causando importantes problemas en algunas economías europeas y poco a poco se fueron sintiendo las consecuencias en la mayoría de países alrededor del mundo (como ocurre actualmente). Los índices bursátiles y divisas perdieron valor. Gobiernos y autoridades financieras anunciaron una serie de alianzas y apoyos económicos para impulsar sus economías (medidas muy similares a las actuales). Fue necesario que transcurrieran en promedio 27 meses en Estados Unidos para que los índices bursátiles recuperarán las pérdidas sufridas; en el caso de México solo fue necesario 20 meses. Desde entonces, los índices bursátiles mantuvieron una sostenida tendencia alcista rompiendo records históricos constantemente hasta hace algunas semanas.
Algo similar ocurrió en la crisis de las Puntocom en el 2000, en el Efecto Tequila en 1997, en la crisis del petróleo en 1973 y en la Gran Depresión de 1929. Al inicio, la incertidumbre es alta, hay una desaceleración económica, baja el consumo e ingresos de hogares y empresas, aumenta el desempleo y disminuyen los proyectos productivos. Unos meses después, la actividad empieza a repuntar, hay más dinero circulando en la economía y poco a poco la actividad económica mejora; todo mundo se le olvida que vivimos una crisis recientemente.
Al parecer hay una gran diferencia entre la crisis pandémica del 2020 y las crisis anteriores: la intensidad de la caída de las bolsas y algunas divisas. Pero en comparación con crisis anteriores, actualmente hay más participantes en el mercado bursátil y una gran cantidad de ellos son operados a través de algoritmos, los que provocan que los incrementos o descensos sean más agresivos que anteriormente.
Entonces, bajo el comportamiento de un ciclo económico, estamos viviendo una desaceleración económica que nos llevará a la parte baja o negativa del ciclo, en un futuro veremos una recuperación y posteriormente una expansión económica, dejando atrás la incertidumbre que actualmente vivimos. Veremos nuevamente la luz después de estar en la oscuridad. Debemos de ser conscientes que estamos en el momento de una menor actividad económica donde la incertidumbre es alta, (al igual que en etapas similares de crisis anteriores), vivimos la problemática y observamos cómo los gobiernos y bancos centrales están abriendo sus chequeras para inyectar dinero.
Si bien desconocemos algunos puntos, como cuánto tiempo se desacelerará la economía, qué tan profundo será y si las medidas emitidas por las autoridades son suficientes, debemos de actuar prudente e inteligentemente en los próximos meses. Es momento de analizar los gastos e inversiones que realizamos pues si bien sabemos que esta crisis también es transitoria, es nuestro deber consumir conscientemente para no afectar a nuestros bolsillos en un futuro, apoyar a la economía local e investigar cuáles son las mejores alternativas de inversión en tiempos de crisis.
Por lo pronto cuáles son los instrumentos más seguros y cómo continuar con estabilidad a pesar de la situación.