La vida nos dio un vuelco en unos meses. Estamos en la víspera de la llamada “nueva normalidad”, que no es otra cosa que aprender a vivir con nuevas reglas. Algo así como cantaba Juan Gabriel en aquel clásico: “Yo te ayudo a olvidar el pasado. No te aferres, ya no te aferres a un imposible. Ya no te hagas ni me hagas más daño”.
Olvidar el pasado implica no salir del baño sin lavarse las manos, no salir sin cubrebocas, dejar de besar, abrazar o tocar por cortesía, ya no más, hasta que llegue la vacuna. Mantener la distancia, desconfiar del otro, no salir a la calle a pasear o vacacionar. Tomarse la temperatura en lugares que lo requieran, estar atentos a nuestra salud. Eso es la “nueva normalidad”, vivir con otras reglas.
A mitad de junio los casos de COVID-19 crecieron exponencialmente en México y en Jalisco, pero también la desidia, la confianza, la incredulidad y solo tres de cada diez personas se mantuvieron en casa. En las calles había novios besándose, familias con niños pequeños en lugares públicos, runners en los parques, todos desafiando a la suerte, al coronavirus SARS-CoV-2 como si fuera una enfermedad que salió de una película, pero no, es real y mortal.
En una plática con el especialista en salud mental de la Universidad de Guadalajara y parte de la Sala de Situación en Salud, Francisco Gutiérrez, reconoció que el bombardeo de información, que a veces es contradictoria, entre lo que dice un político e hizo que la gente pensara que la reactivación económica que inició el 1 de junio, era una vuelta al estilo de vida que se tenía anteriormente. Pero no.
“Hay un Síndrome de invulnerabilidad, sobre todo en jóvenes, donde se piensa ‘no me va a pasar nada’. Además, hay una cultura del individualismo donde muchas veces importa ‘lo que quiero o lo que necesito’ por encima del bien común”, agregó.
Gutiérrez explica que esos son algunos de los muchos factores que hicieron salir a la calle a la gente a pesar de la recomendación de mantener aislamiento social, pero también en contra de las reglas, normas o valores impuestos. La gente ya se cansó que le digan qué hacer. “Eso tiene que ver con las figuras de autoridad. Se van conjugando esos factores para que la gente no tome responsabilidad de las implicaciones de sus actos, no solo ponen en peligro su integridad física y mental, sino la de otras personas”, sostuvo el especialista.
Si trasladamos estos conceptos a términos económicos podríamos encontrar un patrón: evitar asesoría, no planear, no ahorrar, molestarnos cuando alguien te quiere corregir, echarle la culpa a alguien y no querer innovar para salir adelante, porque no estamos acostumbrados. La mala noticia la resume una frase popular: O te aclimatas o te… aplica para evitar el contagio con las nuevas reglas de convivencia y le buscas una nueva cara a la forma de ganar dinero.
Es difícil, sí, pero es vital. No por ser joven no te vas a contagiar ni vas a morir, no porque estés en un perfil de negocio ‘seguro’ que ‘siempre ha funcionado’, no te vas a arriesgar a buscar más oportunidades. Se llama sobrevivencia, en el más amplio sentido, por eso, como cantaba Juan Gabriel, “ya no te aferres a un imposible”, porque te vas a hacer daño y nos lo vas a hacer a nosotros. Cambia, no te resistas a las nuevas reglas.
Suscríbete a nuestro Newsletter
Mantente actualizado de las últimas ediciones.