Si hay una nación de América Latina más golpeada por el coronavirus, es México. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), así lo revela al informar que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 17.3% entre abril y junio, comparado con el trimestre anterior, esto significa que son 12 meses consecutivos de contracción económica.
Esta pronunciada caída se atribuye al confinamiento por la pandemia, sin embargo, la economía del país ya se estaba encogiendo antes de la llegada del virus y se había convertido desde entonces en un dolor de cabeza para el actual gobierno.
En México se han perdido casi 900 mil empleos formales tan solo en abril y mayo pasado, de acuerdo con cifras que presentó el Instituto Mexicano del Seguro Social. Pero la informalidad que impera en el mercado laboral del país, ronda el 60% y da cuenta de un golpe mucho mayor, con una destrucción de puestos de trabajo cifrada en casi 12 millones de personas que se quedaron sin trabajo e ingresos, según datos presentados por el INEGI en abril.
Para el sector empresarial, el gobierno es el responsable de la desaceleración desde inicios de 2019 y se acentuó más por la cancelación de obras de infraestructura, como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y una planta cervecera en Baja California, que llevaron a la incertidumbre y por lo tanto, a una caída en la inversión.
El Banco de México promueve una serie de medidas para reforzar los apoyos a las micro, medianas y pequeñas empresas (MiPyMEs), ante este bache económico acentuado por la crisis del coronavirus.
Alejandro Saldaña, director de análisis del Grupo Financiero Ve por Más, comenta que se prevé que la inflación general se modere al cierre del año, cerrando en la parte superior del rango de tolerancia de Banco de México; “Con esta inflación se generará un entorno de bajo crecimiento económico y debilidad en la demanda. Hay que destacar que lo anterior está condicionado a:
1) Que el tipo de cambio muestre mayor estabilidad.
2) Que se disipen las restricciones en la proveeduría de bienes y servicios y las distorsiones en los patrones de consumo, lo que dependerá de que se retiren gradualmente las medidas sanitarias y se normalice la actividad económica.
3) Que los precios internacionales del petróleo se mantengan relativamente acotados.
Sin embargo, derivado de que el panorama para la economía, la estabilidad financiera y la inflación es significativamente incierto, dicha correduría considera que el espacio para el relajamiento de la política monetaria en México es muy limitado, incluso pese a las bajas tasas de interés externas. Es por ello, que anticipa que Banco de México mantendrá la tasa de interés objetivo sin cambios, hasta que no haya señales claras para la inflación.
Suscríbete a nuestro Newsletter
Mantente actualizado de las últimas ediciones.