El azote del desempleo que se hizo presente por la emergencia sanitaria y el complicado panorama económico del 2020, orilló a 6 de cada 10 trabajadores mexicanos a ofrecer sus servicios de manera independiente.
Aunque estadísticamente los porcentajes del incremento en la desocupación laboral en México por la enfermedad respiratoria, no reflejan todavía el impacto pleno de la pandemia, la precarización laboral es una amenaza latente contra la calidad del empleo. Más aún, porque el problema sigue sin control en nuestro territorio.
La subsistencia y la capacidad para salir fortalecidos de esta crisis, aprovechando las oportunidades de la tecnología para lograr la evolución laboral, son parte de los retos del 2021 que enfrenta la Población Económicamente Activa de México.
Un reporte difundido por la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), con base en el sondeo anual de la firma de recursos humanos OCCMundial, señala que la situación laboral para 55% de los mexicanos empeoró durante el 2020 respecto al 2019.
En el contexto de la pandemia de la COVID-19, el trabajo por cuenta propia en la modalidad freelance se volvió una opción para quienes perdieron su empleo y se vieron obligados a quedarse en casa o para quienes encontraron en el home office una nueva alternativa de conseguir ingresos y lograr su independencia laboral.
Pero especialistas advierten que de continuar la tendencia en la adopción de este esquema, se podría afectar gravemente la seguridad social de los trabajadores mexicanos en el futuro.
Afectado 44% del empleo
En el análisis de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “México y la crisis de la COVID-19 en el mundo laboral: respuestas y desafíos” se advierte que el total de plazas en riesgo alto de verse afectadas por la pandemia podría rebasar los 24 millones, lo que representa el 44% del empleo total en México.
La OIT, indica que las consecuencias de la crisis se sintieron principalmente a partir de abril del 2020 “y el shock sobre la actividad económica mexicana afectó un mercado laboral ya debilitado por brechas en materia de acceso y calidad del empleo”.
El organismo añade que en los primeros meses de la pandemia se observó una salida masiva de personas de la fuerza laboral y la pérdida de millones de empleos formales e informales.
En otro análisis económico, el del cuarto trimestre de Grupo Financiero Citibanamex se refiere que de enero a noviembre del 2020 el empleo registrado ante el IMSS cayó 2.5% en promedio con respecto al mismo periodo de 2019. Lo que representó la desaparición de poco más de 501 mil plazas laborales.
Jalisco, con todo y que es llamado el “Silicon Valley mexicano”, fue de los estados que mantuvo una pérdida de empleo formal, aunque moderada en comparación con otras entidades del Occidente del país, pues se ubicó en -0.8% contra otras entidades, como Aguascalientes que registró -1.4%.
Desempleo comparativo entre crisis
Con respecto a otras crisis de alcance internacional registradas en la era moderna de México, la de la COVID-19 ha provocado un mayor desempleo en los momentos más álgidos.
Por ejemplo, con respecto a otra pandemia; la de la gripe A (H1N1) registrada en 2009 que también tuvo efectos devastadores en la economía mexicana, las cifras indican que la recuperación fue más rápida que en la actual pandemia.
Concretamente el año anterior, la Tasa de Desocupación (TD) nacional reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) subió 5.5% en junio 2020 y comparativamente con el porcentaje reportado en la pandemia de gripe A (H1N1) en junio de 2009 que alcanzó 4.9%, resulta superior.
Sin embargo, en un periodo más amplio el dato de desempleo es menos favorable en la pandemia de 2009 que en la de 2020.
La Tasa de Desocupación durante la actual crisis del coronavirus inició su ascenso en marzo del 2020 en un nivel de 3.2% y en noviembre llegó a 4.4%. En la pandemia de la influenza A (H1N1), el nivel de desempleo se agudizó con la primera muerte registrada en abril de 2009 cuando la tasa fue de 5.06% y en noviembre alcanzó 5.11%.
Vale la pena considerar las circunstancias en las que se desarrollaron ambas depresiones. En la de 2009 había un contexto distinto ya que la economía aún sufría los estragos de la peor debacle financiera registrada en Estados Unidos en 2008, conocida como la crisis hipotecaria de “bonos subprime” o “bonos basura”, e inmediatamente después enfrentó la crisis de deuda de la zona euro. En otras palabras, en aquel momento la parálisis económica se alargó. En cambio, la reciente crisis del 2020 pegó de tajo, provocando de golpe desequilibrios importantes en la actividad económica del país.
Otra etapa que también resultó catastrófica para el empleo fue la crisis financiera registrada en 1995, conocida como “Efecto Tequila”, que para noviembre de ese año contabilizaba una enorme tasa de desempleo abierto de 5.9%. Esto de acuerdo con cifras del Informe Anual del Banco de México 1995-1996, aunque la metodología para la medición del indicador sufrió cambios en 2005 y por lo mismo, el dato podría resultar poco confiable para efectos de comparación con la crisis actual.
Es de destacar que en las anteriores etapas críticas, tanto la de 2009 como la de 1995, la recuperación del empleo fue muy acelerada y en la crisis actual la moneda sigue en el aire.
Un dato optimista es el de la encuesta de Expectativas de Empleo de ManpowerGroup, donde los empleadores mexicanos reportan signos alentadores para la contratación de personal en el primer trimestre de 2021, con una tendencia neta de empleo de 7%, pues 13% prevé incrementar sus plantillas, 6% anticipa una disminución y 79% permanecerá sin cambios. En el último trimestre 2020 la tendencia era de 0%, pues 10% de las empresas planeaban realizar contrataciones, pero 10% pensaban disminuir.
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