Gracias al buen clima los precios de varios productos básicos no están aumentando, y en algunos alimentos como el caso del aguacate han disminuido. El impacto de la pandemia en el costo de vida de las familias se incrementa y amenaza con llevar la “cuesta de enero” hasta abril.
No obstante que desde marzo del 2020 y durante los meses posteriores a la llegada de la pandemia de la COVID-19 a Jalisco, los precios en la principal central de abastos de esta región no registraron un proceso inflacionario notable, la incorporación de nuevos productos que se volvieron indispensables en la canasta básica, como el gel antibacterial, los cubrebocas, medicamentos y hasta el oxígeno, están provocando un desbalance en la economía familiar.
Caen ventas de frutas y verduras
En entrevista con Informe Finestra, el presidente de la Unión de Comerciantes del Mercado de Abastos (UCMA) de Guadalajara, Francisco Javier Zaragoza Lovera indica que este sector no ha tenido un brote inflacionario en los precios de la mayoría de los alimentos porque sus ventas se rigen por la ley de la oferta y demanda; y debido a la pandemia las transacciones de este sector han caído entre 30 y 40% en promedio, en los últimos 11 meses.
Otro factor que incide en las cotizaciones de productos del campo son las catástrofes naturales que, afortunadamente no se sumaron al problema de la pandemia, añade Zaragoza Lovera quien anticipa que hay expectativas de buenas cosechas de jitomates, así como de piñas y papayas.
“La oferta se mantiene estable y la demanda ha bajado, por consecuencia los precios o tienden a la baja o quedan igual, salvo condiciones de estacionalidad que normalmente se presentan cada año por baja en la producción de algún producto y en ese caso, se puede registrar algún aumento de precio”.
El dirigente del Mercado de Abastos tapatío, central que moviliza 40 mil toneladas diarias de productos perecederos además de productos de abarrotes y confitería, explica que este sector ha resultado afectado indirectamente por las alertas sanitarias y las consecuentes restricciones en otros negocios como hoteles, restaurantes, comedores industriales e incluso por la suspensión de clases en instituciones escolares.
“Considerando que afuera de los planteles hay carritos de fruta picada, con una venta promedio de 20 kilos diarios de piña, papaya, mango, limones, con un total de 100 kilos por carrito y un promedio de mil carritos en la ciudad, son 100 toneladas diarias que en cinco días hábiles de clases alcanzan las 500 toneladas a la semana y por la restricción, se han dejado de consumir. Nada más por este rubro tan sencillo la merma en las ventas es de alrededor de dos mil toneladas mensuales”.
Zaragoza admite que las restricciones sanitarias son necesarias: “Las apoyamos y estamos conscientes de la situación”, aunque comenta que este sector mantiene cierta incógnita para lo que viene en los próximos meses. “Esperamos pronto regresar a una normalidad razonable”, añade.
Aguacate a la baja
Zaragoza Lovera, menciona que centrales de abastos como la de Guadalajara; segunda en importancia después de la de Ciudad de México y con una función estratégica en la distribución de alimentos en la zona del Pacífico, norte y centro del país, así como parte del sur de la República Mexicana, se destacan por ofrecer precios más baratos al consumidor.
“Te puedo decir que productos más sensibles, como el jitomate saladet se ha mantenido prácticamente sobre el mismo precio, alrededor de 10 pesos el kilo. El aguacate Hass, que en algún momento llegó a costar hasta 50 pesos el kilo, se ha mantenido en alrededor de 25 a 30 pesos el kilo. Las cebollas bajaron para mantenerse sobre 18 pesos el kilo. Los cítricos, a pesar de la demanda de vitamina C por la enfermedad, se han mantenido estables con un precio de 8 pesos el kilo de naranja, 20 el limón con semilla y 10 pesos el kilo de mandarina. El huevo está estable en alrededor de 26 pesos kilo”, puntualiza.
Despensa cuesta más
Aunque en diciembre de 2020, la cifra oficial del Índice Nacional de Precios al Consumidor fue de 3.15% y resultó el nivel más bajo de los siete meses previos, el estudio elaborado por el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara, refiere que el incremento acumulado en los precios de la canasta básica al cierre del año anterior, fue mayor al reportado por el INEGI y se ubicó en 5.54%.
El académico Héctor Iván del Toro Ríos, señala que en 2005 se podía comprar la canasta básica con 3 mil 824 pesos y en diciembre de 2020, los mismos 121 productos incluidos en la investigación costaban 11 mil 451 pesos, es decir más de siete mil pesos extra que hace 15 años.
Lo anterior, sin considerar los aumentos en productos como medicamentos, oxígeno y artículos para desinfectar y protegerse del nuevo virus.
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