En el mundo de la inversión existe un concepto muy importante y que en esta ocasión merece dedicarle especial atención. Así como durante los meses anteriores escuchábamos con frecuencia palabras como recuperación, crisis económica y pandemia, ahora será el turno de la inflación, ya que la escucharemos constantemente a lo largo de este 2021.
La inflación según lo define el propio Banco de México: es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado.
Piensa en tu restaurante favorito, ¿cuánto ha aumentado el precio del platillo que siempre pides en los últimos tres años? Mira el carrito de super, ¿cuánto gastas hoy, comparado con lo que gastabas hace 5 o 10 años? En un mercado eficiente los precios tienden y deben subir a lo largo del tiempo, el problema viene cuando la subida se presenta de forma descontrolada y sostenidamente.
La inflación puede ser provocada por un aumento en la demanda de bienes y servicios o por un exceso de dinero en la economía. Al día de hoy, ambos elementos están presentes en el contexto actual. Por un lado, la economía mundial comienza a recuperarse de forma importante, lo que provocará una demanda de bienes y servicios, que a su vez, incrementa de forma general los precios. Una pista la podemos encontrar en las materias primas. En los últimos tres meses, el petróleo WTI ha subido 48%, el maíz 30% (¿a qué precio compraste tus tortillas esta semana?), el cobre 14%.
En el otro lado de la moneda, tenemos tasas de interés históricamente bajas, en algunos países de Europa incluso negativas, lo que ha provocado un sobre endeudamiento. En Estados Unidos se acaba de aprobar un nuevo paquete de estímulos, que provocará que el 40% de los dólares en circulación se hayan creado en el último año.
El Banco de México tiene como único mandato preservar el poder adquisitivo del peso mexicano. Su objetivo de inflación es 3% anual, con un margen de variación de más o menos 1%, es decir del 2% al 4%. El último dato disponible indica que la inflación en México es de 3.54% anual. Para medir la inflación se utiliza el INPC o Indice Nacional de Precios al Consumidor. Este índice es calculado por el INEGI y calcula la variación de precios de una canasta promedio de productos y servicios consumidos por los mexicanos. Y esta canasta básica es muy diferente a la vida común y corriente de cualquiera de nosotros. Personalmente creo que la inflación personal debe estar rondando el 6% anual.
Ahora bien, como inversionistas, el principal objetivo de nuestra estrategia debe ser superar la inflación. Para obtener la tasa real de nuestras inversiones, hay que descontar la inflación. Hoy, en términos reales, invertir en CETES (Certificados de la Tesorería) nos deja con una tasa real negativa, pues con CETES a 28 días en 4.06% menos el .97% de ISR y descontando la inflación (1+3.09% / 1+3.54%), nos queda un -0.43%. Revisa el GAT (Ganancia Anual Total) de los pagarés tradicionales de tu banco, es muy probable que te encuentres con tasas negativas.
Una posible solución pueden ser las UDIS, que replican en pesos al INPC, pero justo ahí encuentro su principal defecto: ¿para qué poner nuestro dinero en algo que en términos reales no nos hará ganar nada? Sería como ahorrar $1,000,000 MXN y en cinco años poder comprar lo mismo que compro hoy con esa cantidad (aunque tenga en términos numéricos más dinero). Me parece una opción un poco más adecuada (sin ser mi preferida) los UDIBONOS, que están en UDIS, pero brindan una tasa real adicional.
La solución más eficiente y que, históricamente ha funcionado mejor es: invertir y diversificar en activos financieros que nos brinden una mezcla de liquidez, seguridad y rentabilidad. La inflación es real y estará muy presente a lo largo de este año. No dejes que tu dinero pierda su poder adquisitivo y por el contrario, maximiza su valor.
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