Hace más de un año que las autoridades financieras de varios países, especialmente las principales potencias económicas del mundo, anunciaron una serie de apoyos económicos y fiscales para ayudar a su población a salir avante ante la crisis económica que propició la pandemia del Covid-19, tanto a nivel personal como empresarial.
La extraordinaria decisión generó muchos beneficios, pero tras varios meses de implementación, los planes de apoyo económico han generado algunos efectos secundarios que no son del todo benéficos para la economía global.
En el caso de Estados Unidos se han aprobado una serie de paquetes de apoyo económico, los cuales suman en su conjunto 5.7 billones de dólares. Los beneficios de estos paquetes van desde cheques personales mensuales, pagos adicionales automáticos al seguro semanal por desempleo y ayuda para cubrir la renta, hipoteca, comida y préstamos estudiantiles. A nivel empresarial, los apoyos constan de préstamos por daños económicos, protección de pago de salarios, alivio de deuda de pequeños negocios y la subvención para operadores de lugares cerrados.
Gracias a lo anterior, Estados Unidos logró poco a poco reactivar su economía beneficiando no solo a sus ciudadanos, sino también al comercio internacional, a México como su principal socio comercial y al mundo.
Específicamente, la economía estadounidense creció 4.3% a tasa anual en 2020, dejando atrás la contracción del 31.4% a tasa anual que sufrió durante el segundo trimestre del año pasado. A la par, la tasa de desempleo pasó de 14.8% en abril del año pasado a 5.8% en mayo del 2021. Si bien este indicador ha mejorado considerablemente, aún no se han recuperado todos los empleos que se perdieron en la pandemia. Según datos de la Oficina de Estadística de Trabajo, durante dos meses se perdieron 22.3 millones de empleos ajustados por estacionalidad. Desde entonces se han creado 14.7 millones de empleos, por lo tanto, aún se observa una merma de 7.6 millones de empleos a mayo del 2021.
Conforme la incertidumbre disminuyó y las autoridades planeaban inyectar liquidez a sus economías, los inversionistas decidieron volcarse al mercado accionario aprovechando además comprar barato, pues los precios de las acciones ya se habían ajustado entre febrero y marzo del 2020. De esta manera, muchas acciones, sobre todo las relacionadas a la biotecnología, registraron sorpresivos aumentos de sus precios. Los índices estadounidenses de referencia marcaron máximos históricos en múltiples ocasiones.
Otro indicador que demuestra la recuperación en la economía estadounidense son las ventas al por menor, pues éstas reflejan la capacidad de compra de bienes y servicios realizados por consumidores, además de que es una de las actividades económicas de mayor peso dentro del Producto Interno Bruto (PIB) de un país. Las ventas al por menor cayeron 22% entre marzo y abril del 2020, pero solo dos meses después lograron superar la caída y para abril del 2021, se observa una recuperación del 51% a tasa anual. En este caso, la recuperación del indicador estuvo influenciado por los cheques de estímulos que fueron otorgados a los consumidores y que estos utilizaron para adquirir desde bienes básicos hasta bienes duraderos como celulares, televisores, etc.
Con lo anterior, las proyecciones económicas tanto de grupos de análisis privados como de organizaciones internacionales se ajustaron al alza. Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial prevén que la economía mundial crecerá 5.8% y 5.6%, respectivamente, en 2021, impulsados principalmente por la recuperación económica de Estados Unidos, quien crecería 6.9% según la OCDE y 6.8% según el Banco Mundial.
Consecuencias
Por otro lado, las instituciones comentaron que a pesar del sólido avance económico de Estados Unidos y otros países desarrollados, la recuperación de cada región dependerá de varios factores, como de la velocidad de vacunación, resurgimientos de casos y contagios de Covid-19 y del retiro de la ayuda económica proporcionada por autoridades locales, por mencionar algunos.
Un tema que últimamente ha causado preocupación, y volatilidad en el mercado, es un aumento en la inflación. En Estados Unidos, a partir de abril de este año la inflación anual se encuentra por encima del objetivo de la Reserva Federal (2.0%), habiendo llegado hasta 5.0% en mayo. Si bien, la base comparativa es baja, pues hace un año la inflación cayó considerablemente al contraerse la actividad económica, el constante incremento en los precios de las materias primas mantiene alta la inflación no solo en Estados Unidos, también en la mayoría de las economías alrededor del mundo. Algunos analistas estiman que la inflación podría continuar al alza y no ser un factor estacional como muchos otros consideran. De ser así, obligaría a los bancos centrales a tomar acciones extraordinarias como elevar su tasa de referencia o disminuir la cantidad de bonos que adquiere cada mes para inyectar liquidez en su sistema financiero, lo que provocaría ajustes en los portafolios de inversión a nivel global.
Otro tema que preocupa a muchos participantes del mercado es el incremento de deuda de algunos países, pues tuvieron que endeudarse más para poder otorgar apoyos económicos a su población. En el largo plazo, un alto nivel de deuda podría complicar las finanzas de algunos países no sólo en la responsabilidad de cumplir sus compromisos, sino porque también podría verse afectada la salud de sus finanzas y comprometer su calificación crediticia. En el caso de Estados Unidos, legisladores tendrán que negociar antes del 1 de agosto del año en curso la necesidad de aumentar su techo de deuda, para continuar emitiendo deuda y seguir financiando sus actividades federales diarias. A pesar de la recuperación en el mercado laboral, éste está pasando por una crisis muy singular ya que muchos empleadores están teniendo problemas para contratar personal. Según Reuters, 48% de propietarios de pequeñas empresas tienen vacantes sin cubrir, y ligan cuatro meses de cifras récord pues encontrar candidatos calificados es un desafío, ya que gracias a los cheques de estímulos que el gobierno les paga, las personas no se ven en la necesidad de tener un empleo pues sus gastos están cubiertos. Grandes compañías intentan atraer a trabajadores con incentivos adicionales como bonos de contratación y aumento de salarios, mientras que los propietarios de pequeñas empresas han tenido que cubrir ellos mismos las operaciones ante la ausencia de nuevos empleados. Tras los decepcionantes datos de creación de empleo en abril en Estados Unidos, algunos estados dijeron que ajustarían los apoyos de desempleo para motivar a que las personas encuentren un trabajo, pues algunos analistas consideran que la lenta recuperación en el sector laboral se debe a los beneficios otorgados. A partir del 12 de junio algunos estados dejaron de otorgar apoyos de desempleo. Hacia el 10 de julio, 24 estados ya no otorgarán el beneficio de 300 dólares semanales para tratar de que la gente se reincorporé a la fuerza laboral. Después de esta fecha, se tendrá una mayor noción de los estragos que están generando los beneficios por desempleo o si realmente son necesarios para seguir impulsando a la economía estadounidense.
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