El retroceso histórico del sector inmobiliario en 2020

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El mundo inmobiliario es uno de los subsectores más importantes de la economía mexicana. Al cierre del primer trimestre del 2021, los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles contribuyeron con el 11.7% de la actividad económica total del país, sólo por debajo del 16.2% con el que contribuyeron las manufacturas. Como referencia, en tercero y cuarto lugar se ubicaron el comercio al por menor y al por mayor, respectivamente.

Previo a la pandemia, el sector inmobiliario registraba un crecimiento del 1.7% anual según cifras del Producto Interno Bruto (PIB) reportado por el INEGI. Fue hasta el 2020 cuando se observó el primer descenso anual desde que inició el registro en 1993, al retroceder 0.27% anual. 

Específicamente, los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles solamente generaron un total de 2 billones 29 mil 528 millones de pesos en el segundo trimestre del 2020, esto es una caída del 2.2% respecto al mes previo cuando registró el máximo histórico de 2 billones 74 mil 648 millones de pesos. Este descenso se debió a la contracción económica que se observó a nivel global por la semiparalización de la actividad comercial, pues la pandemia del Covid-19 provocó una caída de la oferta y la demanda a la par, lo que a su vez generó un importante aumento en el desempleo y una reducción en los ingresos de las personas.

El resto de los trimestres, el sector logró recuperarse conforme se fue reactivando la actividad económica. Entre julio y septiembre, se registró un aumento del 1.6%, mientras que entre octubre y diciembre solamente se observó un avance del 0.2%.

Según la revista Inmobiliare, una de las revistas especializadas más prestigiosa del sector, la adquisición de viviendas residenciales plus y premium registraron caídas de más del 40% cada una durante el segundo semestre del 2020; mientras que las ventas de viviendas de interés social y medio registraron un aumento del 5 y del 8%, respectivamente. También según cálculos de la revista, el 45% de la demanda de viviendas es sobre los segmentos de interés social e interés medio, viviendas que no cuestan más de 3 millones de pesos. Existe una demanda por parte de consumidores del 31% sobre viviendas residenciales, aquellas que valen entre 3 y 7 millones de pesos, y del 24% en viviendas que cuestan más de 7 millones de pesos, conocidas como residencial plus.

Pero pareciera que los consumidores solamente pausaron su decisión de comprar bienes inmobiliarios ante la endeble situación económica de ese momento, pero no la intención de hacerlo. Pues según los resultados del Tercer Reporte de Perfilación Digital de Perfilan (empresa dedicada a perfilar prospectos interesados en la adquisición de bienes inmuebles), el interés de los consumidores por comprar una vivienda aumentó 1.9% en el primer semestre del 2021.

Pero el año en curso aún tiene muchos desafíos para el sector. Para empezar, los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles iniciaron el año con una desaceleración del 0.2% en el primer trimestre cuando una segunda ola de contagios de Covid-19 golpeó a la economía nacional. En general, para todo el 2021 existen varios riesgos identificados. El principal es una demanda incierta derivada por la fragilidad de la actividad económica nacional ante constantes repuntes de casos de Covid-19, pues no se descarta que las autoridades apliquen nuevas restricciones sociales y comerciales que afectarían nuevamente a la economía nacional.  Ante esta posibilidad, la cautela de los desarrolladores inmobiliarios es alta, por lo que han pausado algunos proyectos. Un hecho importante es el constante aumento en los precios de las materias primas, lo que pegará a los costos de la construcción y al consumidor final. Por último, pero no menos importante, existe temor que el gobierno podría realizar ajustes en sus políticas públicas que pudieran limitar la inversión extranjera en el sector, tal como ha sucedido en otros sectores económicos.