Se acerca el fin del año y aún quedan varios pendientes a resolver en el mundo financiero y/o que preocupan a los operadores e inversionistas globales. Identificamos tres grandes temas, de los cuales dependerá el crecimiento económico de 2021 y sentarán las bases de cómo será el 2022, económicamente hablando.
- La economía de China
La economía china, uno de los motores económicos mundiales, podría crecer menos de lo previsto según especialistas e instituciones internacionales pues en su interior se están cocinando dos crisis: una en el sector inmobiliario y otra en el energético.
Hace unas semanas se dio a conocer que una de las inmobiliarias más grandes de China, Evergrande Group, estaba pasando por una crisis de liquidez y dejó de cubrir el pago de intereses a los inversionistas que adquirieron sus bonos. La inmobiliaria debe 300,000 millones de dólares a inversionistas chinos y extranjeros, bancos y empresas financieras. La noticia sacudió al mercado financiero internacional e inmediatamente se empezó a especular de cuáles podrían ser las consecuencias si Evergrande cae en bancarrota. Si eso sucede, en primer lugar, todas aquellas personas que ya invirtieron en una vivienda, pero aún no se les ha entregado, perderían su inversión. Los inversionistas (personas y empresas) dejarán de recibir dinero por concepto de pago de intereses y de capital del bono que adquirieron. Los bancos y empresas financieras tendrán que usar sus reservas para cubrir los huecos generados por la falta de pagos de la inmobiliaria y posiblemente se verán afectados sus flujos. Si sus reservas se vieran afectadas, los bancos y empresas financieras podrían limitar su capacidad de préstamo a otras empresas y las instituciones dispuestas a realizar préstamos lo harían a costos más altos, para cubrir el riego. Si esta situación se sale de control, podría haber una crisis crediticia sin una proporción clara pues un efecto dominó se esparcirá en varias naciones. Es importante mencionar que, en 2017 la inmobiliaria ya era conocida a nivel global por su alto endeudamiento y en 2020 sufrió una crisis de liquidez cuando la economía mundial se paralizó por la pandemia.
Por otra parte, la industria china registraba un importante auge tanto en su operación como en sus ganancias ante una fuerte demanda global de sus productos. Pero recientemente, la actividad industrial se ralentizó pues en septiembre se contrajo por primera vez en 18 meses en respuesta a una serie de apagones en el país y por temores sobre el futuro del sector inmobiliario. Alrededor de 21 de las 30 provincias en China han sufrido apagones lo que limitará la producción anual de empresas con sede en el gigante asiático. Estos apagones se deben a una serie de reglas ambientales chinas (del proyecto de la neutralidad de carbono en 2060), por el alto costo del carbón que ha orillado a limitar las operaciones o cerrar algunas plantas de energía y por la escasez de la materia prima en el país asiático. Si bien, China ha logrado aumentar sus importaciones de carbón, los altos precios de las materias primas energéticas en general continuarán presionando al sector sobre todo en la antesala del invierno y de la alta demanda que existe sobre los productos chinos. Goldman Sachs anunció que la reciente crisis energética provocará descenso de un punto porcentual en el crecimiento anualizado del PIB en el tercer trimestre, y una caída de dos puntos porcentuales de octubre a diciembre, situación que preocupa al mundo, ya que China es una de las principales economías globales.
- Inflación
Desde junio de 2020, y después de una importante caída por la contracción en la oferta y demanda de productos, la inflación en las principales economías se ha mantenido al alza. Los altos requerimientos de bienes y productos por parte de consumidores, la baja disponibilidad de la oferta de productores y situaciones adversas del clima mantienen los precios de las materias primas y los alimentos en máximos históricos. En lo que va del año, el precio del petróleo WTI ha subido 61%, de la gasolina 65%, del gas natural 126%, del aluminio un 46% y del aceite de soja un 42%. En los mercados europeos, el precio del gas natural ha aumentado un 335%, el carbón un 237%, el café ha subido un 54% y el algodón un 45%. El carbón en China se ha incrementado un 80%.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la inflación continuará a la alza en lo que resta del año y podría estabilizarse en 2022. Recientemente, la Reserva Federal y el Banco de México ajustaron al alza sus previsiones sobre la inflación. El FMI también señaló que espera un menor crecimiento económico este año respecto a lo previsto. En esta línea, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dijo que la recuperación económica sigue siendo desigual a nivel global y redujo su proyección para la economía estadounidense a 6.0% desde el 6.9% previsto anteriormente. De hecho, la misma Reserva Federal también ajustó a la baja su perspectiva de crecimiento económico a 5.9% para 2021 desde la proyección anterior de 7.0%.
Bajo este contexto de alta inflación y un menor crecimiento económico, otra carta se agrega a la mesa: los temores de una estanflación. La estanflación se da cuando existe una alta inflación y un estancamiento o decrecimiento de la economía. Con un mercado en el que los precios no ceden y existen varios problemas que podrían afectar al crecimiento económico global, la idea de cruzar por un periodo de estanflación en un futuro cercano no se descarta.
- Tapering
En respuesta a la crisis económica por la pandemia, los principales bancos centrales y gobiernos crearon una serie de medidas extraordinarias para mantener a flote sus economías. El plan funcionó y ayudó para que la economía global se reactivara. A más de un año de dichas medidas, como la compra mensual de bonos gubernamentales o la reducción de la tasa de interés de referencia, las autoridades están empezando a reducir dichos planes de estímulos porque en un país donde la actividad económica se ha normalizado, continuar con las medidas de rescate solamente alimenta los ya altos precios de los productos y servicios.
Las primeras autoridades en reducir sus planes de estímulos fueron el Banco de Canadá y el Banco Central Europeo (BCE). Es muy posible que el Banco de Inglaterra siga el camino de sus pares ya que algunos de sus miembros han externado su intención de reducir su programa de compra mensual de bonos. Pero el gran protagonista de este tema es la Reserva Federal, pues los analistas esperaban desde hace meses el anuncio de la reducción del programa. Es muy posible que, durante la reunión ordinaria de política monetaria de noviembre, la FED publique los detalles del tapering o la disminución gradual de las medidas extraordinarias que tomó el banco central en 2020. La reacción del mercado ante la reducción de compras mensuales de bonos dependerá en gran medida del tamaño del ajuste. Pero en general, se esperan cambios en los precios de las acciones, fortaleza global en el dólar estadounidense y un aumento en los rendimientos de los bonos. Por otro lado, conforme disminuyan las medidas extraordinarias, los mercados apostarán al incremento de la tasa de referencia de la Reserva Federal, lo que impulsarían al alza aún más el precio del dólar y de los rendimientos de la deuda, no solo nacional sino también global, pues conforme suba su tasa de referencia varios países elevarían su tasa de referencia en paralelo, entre ellos el Banco de México.
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