El peso enfrenta una nueva tormenta

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Las variaciones en el tipo de cambio a lo largo de 2021 se debieron a múltiples temas, tanto nacionales como extranjeros, pero los principales focos de atención fueron la cantidad de contagios de Covid-19, los problemas en las cadenas de suministro a nivel global y la inflación. 

El peso mexicano registró una depreciación del 3.05% ante el dólar estadounidense durante el año pasado, periodo en el cual sufrió varios momentos de alta volatilidad. La mayor apreciación del peso fue 19.54 unidades en enero, mientras que la mayor depreciación de la moneda ocurrió a finales de noviembre al cotizar hasta a 22.15 unidades. 

Conforme se aceleraba o disminuía la cantidad de contagios y fallecimientos, ya sea por la variante Delta u Ómicron, la aversión al riesgo se ajustaba a nivel global provocando, a la vez, que los inversionistas enviaran su dinero de renta variable a instrumentos considerados como seguros o de menor riesgo. Al disminuir la aversión al riesgo, la operación se revertía. La preocupación es que, ante los aumentos de casos, las autoridades podrían aplicar nuevas restricciones a la población lo que afectaría una vez más a la actividad económica y desestabilizar a nivel global la demanda y oferta de productos y servicios. Cabe recordar que aún existen algunos sectores económicos, como el turismo, que no han logrado una plena recuperación tras la caída en 2020. 

Hubo un tema que notaron directamente los consumidores: la escasez en algunos productos como automóviles, muebles o materiales de construcción. Esta situación se debió a cuellos de botella en las cadenas de suministro a nivel global tras el cierre total o parcial de fábricas y por la alta demanda que ejercieron los consumidores alrededor del mundo cuando dejaron atrás los confinamientos decretados por autoridades. De esta manera, el flujo del comercio internacional se vio alterado y no logró satisfacer el repentino y fuerte aumento en el consumo de productos, razón por la cual los precios de los mismos empezaron a subir generando presiones inflacionarias alrededor del mundo. Otro factor que provocó que la inflación subiera a niveles no vistos en 20 años en algunos países fue el aumento en los precios de las materias primas. El costo del petróleo, la gasolina, el gas natural y LP, así como el carbón registraron aumentos importantes en sus precios, inclusive casi del 200% en algunos casos. El precio del maíz llegó a subir 45% y del café un 85%. La inflación tanto en México como en Estados Unidos cerró el año alrededor del 7%.

Este aumento acelerado de la inflación provocó que los bancos centrales ajustaran sus políticas monetarias para tratar de controlar el aumento de precios. Banco de México elevó en cinco ocasiones su tasa de interés finalizando en 5.50%, la Reserva Federal empezó a disminuir su plan de estímulos al recortar la cantidad de bonos que compraba cada mes y se proyecta que en marzo empezará a elevar su tasa de referencia. El Banco de Inglaterra fue el primer banco central de relevancia en aumentar su política monetaria antes de que finalizara el año. En sentido contrario, el banco central de Turquía, por órdenes del presidente Recep Erdoğan, recortó 500 puntos base su tasa de referencia para ubicarla en 14% con la intención de disminuir una inflación del 34% que aqueja a su país. Con el ajuste, la lira turca llegó a caer hasta un 146%, situación que desestabilizó momentáneamente a varias monedas emergentes en múltiples ocasiones, incluido el peso mexicano. 

Otros temas que también influyeron en la variación del tipo de cambio en algún momento del año pasado fueron:

  • Poco después de que inició la administración de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, se implementó un nuevo paquete de estímulos a la población estadounidense para impulsar a su economía. Dicho programa terminó en septiembre pasado. 
  • En México se discutieron varias reformas a la ley que provocaron temores entre analistas y participantes del mercado. Una de ellas, la que obligaba al Banco de México a comprar dólares se quedó en el congelador. La ley de Hidrocarburos fue aprobada en mayo. En el caso de la Ley de la Industria Eléctrica que se aprobó en marzo, un mes después fueron interpuestos varios amparos que no han permitido su aplicación. Por lo tanto, a finales de septiembre el presidente López Obrador envió a la Cámara de Diputados una reforma constitucional en el sector, misma que será discutida en 2022.
  • El anuncio del nuevo gobernador de Banco de México, en sustitución de Alejandro Díaz de León cuyo periodo terminó el 31 de diciembre. Primero se mencionó que sería sustituido por Arturo Herrera, pero posteriormente se dio a conocer que la subsecretaria de Egresos de Hacienda, Victoria Rodríguez Ceja, sería la nueva gobernadora. 
  • Crisis inmobiliaria y energética en China. Un impago de la empresa Evergrande reveló un serio problema del sector inmobiliario chino, provocando un efecto dominó en todo el sector y temores por la exposición de algunos bancos extranjeros a la deuda de la inmobiliaria más endeudada a nivel global. Por otro lado, un ajuste en políticas ambientales y los altos precios del gas natural provocaron que la demanda por carbón se acelerara en el país asiático. Además, se registraron cortes de energía eléctrica en varias provincias limitando la producción manufacturera del país.  
  • Estados Unidos estuvo a punto de caer en impago en dos ocasiones durante 2021. Finalmente, los legisladores lograron un acuerdo que evitará que el país atraviese un problema similar por lo menos hasta 2023. ·       Conforme fueron pasando los días, la vacunación contra el SARS-COV-2 alrededor del mundo fue una realidad. En el caso de México, el avance fue muy lento, pero se estima que en el país alrededor del 56.5% de la población presenta un esquema completo de vacunación.