Importancia de la autonomía de Banco de México

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Muy posiblemente varios de los que están leyendo este blog no recuerden las políticas, tanto económicas como monetarias, que llevaron a nuestro país al desastre económico en los 70´s. Para entender la importancia de la autonomía basta con remontarnos a esos años, cuando las decisiones de política monetaria de Banxico se dictaban desde Los Pinos y los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo utilizaron al banco central como fábrica de dinero para financiar el creciente gasto público.

Hay varias causas a las cuales les podemos atribuir esto, pero lo más importante era lo siguiente: NO teníamos un banco central autónomo y la política monetaria la decidía el poder político de nuestro país. Sí, quizás el gasto público extraorbitante y algunas otras decisiones sumaron a esto, pero no hay duda que la primera razón que se menciona fue la más importante. La autonomía del Banco de México se estableció el 1 de abril de 1994 con una reforma constitucional que además de otorgar dicha autonomía, estableció como mandato prioritario mantener el poder adquisitivo de la moneda nacional.

Pero, ¿por qué tan importante es tener un banco central que sea autónomo? Pues sencillo, esto es lo que nos ha ayudado a controlar la famosa inflación, que es el incremento generalizado y sostenido en los precios, en pocas palabras si la inflación crece fuera de control, nuestro dinero pierde el poder adquisitivo y cada vez valdrá menos. Por ejemplo, si la inflación de un país es del 5% significa que lo que pudiéramos comprar este año con 100 pesos, para el próximo año necesitaríamos 105 pesos para poder comprarlo. Imagínense una inflación de doble dígito. Ahí es en donde entra Banxico, que es nuestro banco central autónomo (hasta el día de hoy y esperamos que así siga), ya que el banco central tiene diversas funciones, pero la principal es proveer a la economía del país de moneda nacional y procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda y de los mexicanos, o dicho de otra forma, mantener la inflación dentro de los rangos aceptables. Si la inflación sube, el banco optará por hacer una política restrictiva, pero si la inflación baja se hará una política expansiva.

La política restrictiva es cuando se suben tasas para desincentivar la inversión productiva, al subir las tasas los créditos se vuelven más caros y eso hará que se enfríe un poco la economía, que la gente prefiera no hacer negocios y meter su dinero a pagaré en algún banco o institución financiera, y por ende que los precios no sigan al alza.

Caso contrario, la política expansiva lo que hace es bajar las tasas para incentivar el consumo y poder calentar la economía, y esto se hace cuando la inflación está estancada. Al bajar las tasas, la gente optará más por sacar su dinero del banco, que le pagarán menos, porque se les paga en relación a la tasa de referencia determinada por el banco central, y así se buscará poner el dinero a trabajar en inversión productiva, hasta para poder solicitar créditos más baratos para poner a trabajar el dinero en algún negocio, beneficiándose de lo antes mencionado.

La inflación no es algo malo, de hecho es algo muy natural dentro de la economía, el problema llega cuando la inflación se sale de los rangos y comienza a afectar a los bolsillos de los mexicanos. Ahí es donde reside la importancia de tener un banco central autónomo que pueda tomar decisiones alineadas con las necesidades de los mexicanos y no un banco central que tenga que rendirle cuentas a un presidente que quizás solamente está buscando el beneficio personal o de su partido político para poder materializarlo en votos para las próximas elecciones. En Estados Unidos el banco central es la Reserva Federal (FED).

Si en un país no hay estabilidad de precios, el segmento de la población terminará siendo más afectado, desgraciadamente y como suele suceder, serán las personas con ingresos más bajos, o sea, la inflación la podemos traducir como un impuesto a los más pobres (y tristemente nuestro país es uno de los países que tiene mayor porcentaje de pobreza y segmentación de clases sociales en el mundo) y que muchas veces tienen menos opciones para protegerse, aunque si bien es cierto, nos afecta a todos, absolutamente todos los mexicanos.

Un ejemplo muy claro y reciente es el desastre provocado por la falta de independencia del banco central de Turquía. El primer ministro comenzó a entrometerse en la toma de decisiones de su banco central desde 2010. Primero destituyó al gobernador en turno y nombró a un amigo de su hijo, y después a un amigo de su yerno. A partir de 2020 se hicieron cambios adicionales a la regulación para que Erdogan tuviera más discrecionalidad al nombrar miembros de la junta de gobierno del banco central. ¿Cuál fue el resultado? Inflación por encima del 60% anual, niveles no vistos desde hace más de 20 años, y una depreciación enorme de su moneda de curso legal, la lira turca comparada contra la gran mayoría de monedas en el mundo.

Claro que es de suma importancia que esta autonomía tenga base en pesos y contrapesos para que pueda desempeñar eficaz y transparentemente su labor, que se puedan tomar decisiones pensando en la situación económica real del país y no sólo de unos cuántos.

Sería muy peligroso para las finanzas de la gran mayoría de las familias mexicanas, y más en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, poner en duda y en peligro la autonomía del Banco de México.