La combinación de dos fenómenos que golpearon la cadena de suministros mundial; primero una pandemia de coronavirus y después una guerra de gran impacto en Europa está teniendo sus consecuencias, más allá de la lamentable pérdida de vidas humanas y el éxodo de ucranianos.
No son pocos quienes consideran que la “guerra económica” golpeará más fuerte por el encarecimiento de materias primas, también de combustibles y consecuentemente del transporte de mercancías. Pero además por el aumento de tasas de interés que, al margen del conflicto bélico encabezado por Rusia, sigue siendo la estrategia de varios bancos centrales. Todo esto anticipa que el crecimiento económico en la mayoría de los países seguirá afectado. Así las cosas y ante las pocas posibilidades de viraje en las políticas económicas del gobierno de la 4T en México, gran parte de los esfuerzos para soportar los vaivenes que faltan, dependerán de planes inteligentes de inversión de forma individual y los de las propias empresas.
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