En 2021, analistas económicos pusieron en la mesa la posibilidad de que algunas economías del mundo podrían caer en estanflación derivado de las condiciones económicas inciertas que ocurrían tras el paso de la pandemia. Pues a pesar de que se registró un importante rebote en la actividad económica hacia finales del 2022, éste fue en algunos casos inestable e inconsistente. Por otro lado, la misma reactivación económica y sus complicaciones provocaron que los precios empezaran a subir.
Según el economista Michael Parkin, la estanflación es la combinación del alza en el nivel de precios y la disminución de la producción real. Esto es, una economía cae en estanflación cuando su inflación está aumentando constantemente y el Producto Interno Bruto (PIB) se contrae.
En 2022, aún no se puede desechar la proyección. Al contrario, el fantasma de la estanflación está rondándonos. Por lo que las condiciones económicas inciertas permanecen. Al inicio del año, las proyecciones económicas de instituciones internacionales eran altas pues a pesar de la presencia de una nueva variante de Covid-19, la actividad económica no se detuvo. Pero, con el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, los precios de las materias primas se aceleraron ante la incertidumbre de cómo el conflicto geopolítico podría afectar a uno de los principales productores de petróleo y gas en el mundo. Las sanciones económicas que aplicaron algunos países de Occidente a Rusia aceleraron aún más los precios de los energéticos y algunos granos, lo que repercutió alrededor del mundo en una mayor inflación.
Ante el constante incremento en la inflación, llegando a subir a niveles no vistos en décadas, bancos centrales desarrollados empezaron a elevar su política monetaria para tratar de contrarrestar los precios. Algunos bancos centrales emergentes empezaron a ajustar la alza sus tasas de interés desde el segundo semestre del 2021.
Por otro lado, China anunció en marzo un confinamiento estricto en varias ciudades, incluida Shanghái, ante un nuevo brote de contagios por Covid-19. El país asiático mantiene un plan cero tolerancia contra el virus por lo que las restricciones sociales se dieron de un día a otro y duraron varias semanas. Ante estos confinamientos, las personas no podían laborar, por lo que nuevamente muchas empresas tuvieron que detener sus procesos lo que retrasa aún más a las cadenas de producción a nivel global, al ser China una de las principales economías manufactureras.
Bajo este escenario, las expectativas económicas no son optimistas para la mayoría de las economías. De hecho, instituciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recientemente recortaron sus proyecciones económicas para este y el próximo año.
¿Cómo va México?
La inflación en el país se mantiene en tendencia alcista desde abril del 2020. En aquel momento, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en 2.14% anual. El dato más reciente es 7.45% anual a la primera quincena de abril del 2022. Pero si se calcula la evolución de precios desde abril del 2020 a la fecha, se observa un incremento del 13.6% en la inflación general.
Al analizar los productos cuyos precios registran la mayor variación en ese mismo periodo son el transporte aéreo, el limón y la manteca de cerdo al aumentar un 81.9%, 70.5% y 56.8%, respectivamente. El precio de la cebolla ha aumentado un 55%, un 45.1% la gasolina de alto octanaje, un 43.7% la gasolina de bajo octanaje y el pollo 40.8%. Por su parte, el costo del gas doméstico LP se ha elevado 37.7%, la carne de res 26.3%, el plan blanco 25.5% al igual que la tortilla de maíz, por mencionar solo algunos.
El Banco de México ha elevado 300 puntos base su política monetaria para ubicarse en 7% para tratar de combatir la inflación. Pero el fuerte contexto externo ha sido tan determinante con la evolución de precios a nivel global, que los ajustes, hasta ahora, no han sido suficientes para detener el incremento de precios.
Por otro lado, la economía mexicana no ha logrado recuperarse de los niveles previos a la pandemia y mucho menos del máximo histórico que registró durante el tercer trimestre del 2018. Después del importante rebote que realizó la economía nacional en el segundo semestre del 2020. La actividad económica del primer y segundo trimestre del 2021 fue positiva, pero inferior a los niveles previos. Hacia el tercer trimestre se observó nuevamente una contracción y cerró el año estable. Según cifras preliminares del INEGI, la actividad económica repuntó en el primer trimestre del 2022, pero no se espera que el avance sea lo suficientemente alto como para ubicarse en niveles pre pandemia.
Entonces, según los datos más recientes, la economía mexicana no está en un periodo de estanflación. Pero definitivamente no se descarta que pueda llegar a estar, al igual que otras economías alrededor del mundo. Sobre todo, si la actividad económica empieza a disminuir por dos o más trimestres consecutivos de manera generalizada en respuesta a nuevos confinamientos estrictos, en alguno de los países pilares de la actividad económica global o por un mayor escalamiento en el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania.
Además, no se descarta que la actividad económica mundial comience a desacelerarse por añadidura al incremento que realizan los bancos centrales de su tasa de interés de referencia, la cual, si bien ayuda a controlar la inflación. Esto podría generar como consecuencia la reducción del ritmo de la actividad económica. Es que una tasa alta, genera un mayor atractivo para que los inversionistas mantengan su dinero en el banco o en bonos gubernamentales; y disminuye el atractivo de inversión en proyectos productivos o la búsqueda de créditos productivos pues estos son más caros. Por otro lado, si el entorno económico nacional y externo, así como el político local, es incierto, habrá un menor atractivo para invertir en el país, lo que reducirá aún más el interés en inversiones locales.
Difícilmente, autoridades financieras mexicanas confirmarían si el país entra en estanflación, al menos pocos economistas denotados en el país llegarían a hacerlo. Posiblemente, la autoridad adecuada para confirmar si la economía llega a esa etapa económica sería el Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México, auspiciado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). Estaremos muy atentos a la evolución económica global, pues como ya se mencionó anteriormente, dependemos en gran medida del contexto económico externo.
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