La recuperación registrada en 2021 difícilmente continuará su avance este año y el próximo.
Las nuevas amenazas están borrando la incipiente mejoría del año pasado y el surgimiento de riesgos desde el comienzo del 2022, como la escasez de insumos debido a la guerra entre Rusia y Ucrania que aceleró la inflación, el alza en tasas de interés y la caída en las ventas internacionales, además de los rebrotes de COVID, están generando otra ola de incertidumbre.
Todo apunta que vendrá un declive en la producción mundial al cierre del 2022 y también se avecina el riesgo de estancamiento para 2023. Situación de la que la economía local no estará exenta.
A partir de los datos de la Plataforma de Economía de Jalisco, investigadores de la Universidad de Guadalajara advierten que la actividad económica estatal entró en una etapa de desaceleración, la cual aunque podría ser menos profunda en comparación con la nacional, no deja de ser preocupante.
Como parte de la prospectiva para la segunda mitad del 2022 y el 2023, investigadores del Centro Universitario de Ciencias Económicas Administrativas (CUCEA), anticipan que continuará el acelerado aumento de precios y la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados. Mientras las empresas entrarán en una etapa de dificultad para mantener la producción, inversiones y creación de más empleos.
“Afortunadamente la desaceleración económica en Jalisco no ha sido tan aguda como en el resto del país, pero sí tenemos enfrente una situación problemática”, señala el doctor en Economía, Antonio Ruiz Porras, quien destaca que el estado lleva acumulados casi 5 años de rezago en la creación de nuevos empleos, lo que complica las expectativas.
Añade que en un escenario conservador, el crecimiento del PIB estatal pasaría de 5.59% en 2021 a 2.13% en 2022. Si bien sería un avance poquito mejor que el PIB nacional estimado en este estudio de prospectiva (1.90% en 2022), resulta insuficiente para mejorar la situación.
Freno
Los acontecimientos internacionales y las distorsiones económicas a causa de las sanciones impuestas a Rusia, la afectación por los altos niveles inflacionarios, la escasez de productos como el vidrio que impacta el envasado de productos de exportación, como el tequila, la desaceleración de la economía estadounidense, son algunos de los factores que impiden ver con mucho optimismo el crecimiento durante la segunda mitad de este año.
A los cuellos de botella de la pandemia, se suma la escasez de insumos para la producción de alimentos, como herbicidas y fertilizantes muy necesarios para el campo mexicano, principalmente la falta de urea que desde el inicio de la guerra en Ucrania a la fecha ha tenido un aumento de más de 400%.
Estos costos van a tener impacto en la producción y un efecto adverso sobre el crecimiento económico del país.
Banco de México ha señalado que el PIB del país oscilará entre 2 y 2.8%, cuando antes había previsto un aumento de 3%, “lo que nos pone en condición crítica porque la productividad podría estancarse”, indica Ruiz Porras.
Peso de la canasta
El otro tema espinoso es el aumento constante en productos de la canasta básica, menciona por su parte Héctor Iván del Toro Ríos, profesor investigador del CUCEA.
La inflación en los 6 primeros meses del año en Jalisco supera 8.14% de acuerdo con el estudio del CUCEA), aunque la inflación oficial del INEGI registra 7.88% de aumento en junio.
Aún con el Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC), la medición de los 24 productos básicos que contempla este programa refleja un aumento de precios, ya que antes de su implementación esa lista de artículos costaba 1,240 pesos y ahora cuesta 1,360.
Y dado que las personas en lo individual no pueden solucionar problemas macro económicos, el Coordinador de la Plataforma Economía de Jalisco, Antonio Sánchez Bernal, indicó que “es necesario una mesa de economía donde se siente el Gobierno de Jalisco con los actores económicos y especialistas para visualizar soluciones importantes”.
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