La moneda mexicana terminó septiembre en 20.1382 ante el dólar estadounidense, cerrando en el mismo precio en el cual inició el mes. En dicho periodo, se observó volatilidad y una tendencia mixta. Por un lado, el peso llegó a apreciarse hasta a 19.7533 unidades para posteriormente debilitarse hasta en 20.5804 unidades, hacia fin de mes, el peso logró fortalecerse.
La debilidad del peso se debió a una fortaleza global del dólar de Estados Unidos ante un recrudecimiento de la proyección de deterioro económico en los principales países del mundo. Dicho recrudecimiento se debió a ajustes, mayores de los previstos, en la tasa de interés de referencia que han realizado varios bancos centrales ante la creciente e incesante alta inflación que afecta a la mayoría de las economías alrededor del mundo.
De todos los bancos centrales que celebraron una reunión en septiembre, la mayoría elevaron su tasa de interés por encima de 50 puntos base, inclusive Suecia elevó su tasa en 100 pb. La Reserva Federal elevó en 75 puntos base su tasa de referencia por tercera ocasión consecutiva y elevó su proyección de tasa de interés para el cierre del año. El banco central también ajustó a la baja su proyección sobre el crecimiento económico y prevé un ligero repunte en el desempleo.
Una vez más, Banco de México siguió los pasos de su par estadounidense. En una decisión unánime y altamente esperada por el mercado, Banxico subió su tasa de interés a 9.25%. Además, una vez más, el banco central mexicano ajustó al alza sus previsiones sobre la trayectoria de la inflación. La Junta de Gobierno prevé que la inflación general alcance su mayor punto en el cuarto trimestre del 2022, y la reducción para los siguientes trimestres será inferior a lo previsto anteriormente, por lo que la inflación convergerá a la meta del 3% hasta el tercer trimestre del 2024.
Por otro lado, el banco central de Brasil mantuvo su tasa de interés en 12.5% sin cambios, pausando la tendencia alcista que inició en marzo del 2021. Por su parte, el banco central de Japón también mantuvo su política monetaria sin cambios en -0.10%, postura económica que ha presionado importantemente a su moneda.
La sorpresa la realizó Turquía, pues su banco central una vez más ajustó a la baja su tasa de interés para ubicarla en 12%. El ajuste es parte de la política monetaria poco ortodoxa, y (contraria al resto de naciones) que lleva a cabo el gobierno turco con la finalidad de disminuir su inflación, la cual se ubica sobre el 80% anual.
A pesar de los recientes incrementos, se estima que los agresivos ajustes continuarán. Este escenario llevó a los economistas a preguntarse por los efectos que tendrán los incrementos en las economías alrededor del mundo. Tras la débil lectura de indicadores del sector manufacturero y servicios especialmente de Europa, las preocupaciones se incrementaron y provocaron un ajuste en los mercados. Con el dólar como máximo refugio ante un escenario incierto, la mayoría de las monedas registraron importantes pérdidas durante septiembre al igual que los principales índices bursátiles.
El índice dólar, un índice que determina la fuerza intrínseca del dólar estadounidense ante una cesta de monedas, subió 7.09% mensual llegando a cotizar hasta en 114.778 unidades, nivel no visto desde mayo del 2002. Como consecuencia de la fortaleza del dólar, el euro llegó a depreciarse hasta a 0.9536, un mínimo de poco más de 20 años. Mientras tanto, la libra esterlina cayó a 1.0350, un mínimo histórico. Es importante añadir que el descenso de la libra también respondió al anuncio de un programa de estímulos que implementó el nuevo gobierno conservador, el cual ascendió al poder a inicios de septiembre.
El yen japonés llegó a depreciarse hasta a 145.90 ante el dólar estadounidense presionado además por la negativa del banco central japonés de elevar su tasa de referencia. Tras tocar niveles no vistos desde agosto de 1998, el Banco de Japón intervino su mercado cambiario con la finalidad de detener la debilidad del yen. Según reportes, Japón gastó 2.8 billones de yenes o 19,700 millones de dólares para defender su moneda. Tras la intervención, la moneda japonesa se apreció hasta 140.36 unidades; pero tres días después, el yen cotizaba nuevamente cerca de las 145 unidades.
En el caso del peso mexicano ante el euro, se observó una apreciación mensual del 2.46% de la moneda nacional. En septiembre, el euro se debilitó hasta las 19.3907 unidades ante el peso, nivel no visto desde marzo del 2016. La tendencia bajista del cruce se debe a la debilidad global del euro ante un escenario económico futuro incierto y a la fortaleza del peso mexicano, la cual es respaldada por la política monetaria de Banxico y los flujos de dólares que ingresan al país por exportaciones, remesas e inversión extranjera directa, informan especialistas.
Suscríbete a nuestro Newsletter
Mantente actualizado de las últimas ediciones.