Fueron dos los temas protagonistas del 2022, de los cuales se derivaron varios subtemas y problemas importantes, y que les inyectaron volatilidad a los mercados financieros del mundo.
Rusia-Ucrania
En febrero, Rusia oficializó una operación militar especial en Ucrania para defender a los separatistas pro-rusos en el este ucraniano después de varias semanas de un escalamiento en el conflicto geopolítico prolongado entre ambas naciones; al momento de escribir estas líneas el conflicto sigue en pie. El conflicto impactó a varios instrumentos financieros, pero el precio del petróleo y el valor del rublo ruso fueron los más presionados en su momento. En tan solo unos días, el rublo se depreció desde 74.75 hasta 177.26 unidades ante el dólar estadounidense, un 137%. Posteriormente, la moneda rusa recuperó terreno a lo largo del año para cerrar por encima de las 60 unidades.
En cuanto al petróleo, se observó una importante alza en sus precios. El WTI estadounidense llegó a costar hasta 127.52 dólares por barril y el Brent del Mar del Norte subió hasta 133.19 dólares por barril, generando más presiones inflacionarias alrededor del mundo. Dicha reacción se debió a que Rusia es uno de los principales productores de crudo a nivel global, y el conflicto podría afectar a la oferta, en un mercado que apenas se estaba estabilizando. Posteriormente, el precio del petróleo continuó sensible ante una serie de sanciones económicas que realizaron varios países de Occidente a Rusia en consecuencia a la operación militar especial. Los precios del gas natural también se vieron afectados pues Rusia es el principal proveedor de la materia prima a Europa y se temía una paralización en el envío, por lo que los países europeos aceleraron sus compras para tener un alto inventario de gas natural antes del invierno.
El pasado 5 de diciembre, la Unión Europea aplicó un embargo a todas las importaciones de crudo ruso transportadas por barco al bloque, así como la prohibición de transportar crudo ruso vendido a terceros a un precio superior a los 60 dólares por barril; días previos los países europeos acordaron dicho precio limite como otra sanción más a Rusia. Ante dichas medidas, Rusia amenazó con dejar de suministrar petróleo y sus derivados a países europeos.
Inflación-tasas de interés
Después de que la inflación global se desaceleró en 2020 debido a la pandemia, a partir del 2021 (conforme se fueron reactivando las actividades económicas) los precios de los productos y servicios también se aceleraron. Ante esta complicación, la teoría económica dice que debe elevarse la tasa de interés de referencia de un país para tratar de reducir los precios, pero esta receta implica disminuir su actividad económica por lo cual es una medida que debe de ser vigilada muy de cerca para evitar ahogar a una economía.
Fue así como varios bancos emergentes comenzaron a elevar su tasa de referencia en 2021; como Banco de México. Con una inflación aceleradamente al alza, los bancos centrales de economías desarrolladas también tuvieron que ajustar sus tasas al alza. La Reserva Federal empezó con los incrementos de su tasa de referencia en marzo del 2022 provocando una fortaleza en su moneda respecto al resto, pero la inflación no cedía por lo que el banco central decidió realizar mayores ajustes (de hasta 75 puntos base). Tanto las expectativas del incremento de tasas como el hecho de una tasa más alta generaron una importante fortaleza del dólar a nivel global durante la mayor parte del año.
Pero posteriormente, y conforme la inflación comenzó a desacelerar, funcionarios de la Reserva Federal realizaron declaraciones a favor de realizar incrementos menos agresivos en su tasa de referencia; entre ellos el presidente de la Reserva Federal. Por otro lado, los datos macroeconómicos continuaban demostrando que la economía estadounidense se mantenía resiliente pues los datos eran positivos o mejores a los proyectados por especialistas. Esto debilitó al dólar a nivel global, llevando al peso mexicano a cotizar muy cerca de las 19 unidades, nivel no visto desde febrero del 2020.
Banco de México, al igual que otros bancos centrales, elevaron su tasa de referencia para tratar de contener la inflación. A lo largo del año, Banxico aumentó desde 5.5% hasta a 10.50% para luchar contra el incremento de precios. La inflación general (en su lectura anual) sí comenzó a ceder, pero la inflación subyacente se mantuvo al alza.
Histórico
Reino Unido sufrió bastante. Una serie de escándalos políticos orillaron a Boris Johnson a dimitir por lo que Liz Truss, su colega del partido conservador, lo sustituyó. Mientras que el Banco de Inglaterra luchaba contra una inflación histórica (11.10% anual) elevando su tasa en 275 puntos base (3.0%), la economía británica se desaceleraba persistentemente. Por ello, la nueva primera ministra publicó un plan de estímulos para, según su equipo, reactivar su golpeada economía. Pero el plan no fue del agrado del mercado, pues los amplios recortes de impuestos que planteaba orillarían a Reino Unido a emitir una mayor cantidad de deuda lo que provocó una caída histórica en el valor de la libra (1.0350 ante el dólar estadounidense), un importante descenso en el mercado accionario y una tormenta en el mercado de bonos británico (el cual tuvo que ser intervenido por el Banco de Inglaterra). 45 días después de su nombramiento, Truss dimitió y en su lugar se nombró a Rishi Sunak como primer ministro, quien emitió un plan fiscal que fue del agrado del mercado y en línea con la posición del país (una mezcla entre subida de impuestos a ciudadanos y empresas, así como un plan de austeridad y recortes presupuestarios). Tras la publicación del plan, la calma regresó al mercado británico.
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