La pregunta está en el aire: ¿Qué tan difícil será el 2023 para la humanidad?

Los pronósticos anticipan que tras las secuelas de una de las peores pandemias sanitarias por el COVID-19, más la guerra entre Rusia y Ucrania, ahora el mundo deberá prepararse para fuertes cambios financieros globales.

El Coordinador del Doctorado de Estudios Económicos y también responsable de análisis de política macroeconómica de la Plataforma Economía de Jalisco del CUCEA, Antonio Ruiz Porras, enumera los riesgos principales que obligarían a los gobiernos a realizar ajustes en sus políticas internas.

Principales frenos

“El panorama económico del 2023 se ve complicado y ante eso, el gobierno federal tendrá que pensar en la necesidad de revisar sus estrategias para promover la inversión y evitar el cierre de fuentes de empleo”, señala el académico de la Universidad de Guadalajara.

Entre los riesgos principales menciona los siguientes:

1.- Bajo desempeño de la economía global.

Estados Unidos, la Unión Europea y China, no están creciendo como se esperaba después de la crisis de coronavirus y muy probablemente veremos una disminución del crecimiento económico mundial durante 2023, advierte Ruiz Porras.

“Para darnos una idea de la magnitud, en 2022 el crecimiento de la economía mundial sería de apenas 3.2% y la estimación para el 2023 es de 2.7%. Este porcentaje es mucho menor al obtenido en 2021 de 6.1%. Prácticamente 3 veces menos de lo que la economía mundial creció al año siguiente de la pandemia”.

2.- Inflación en el mundo.

El fenómeno de la carestía y del cual no se escapa nuestro país, genera un clima de mayor incertidumbre en el consumo, la inversión y el comercio, puntualiza el investigador de la UdeG.

Prácticamente el 80% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, depende directamente del comercio internacional. “Somos muy dependientes y esto afectará las exportaciones”, advierte.

3. Costo del dinero.

El tercer riesgo y muy ligado al aumento de la inflación, es que dentro de los precios que se están incrementando está el del dinero.

“En otras palabras, las tasas de interés a nivel global seguirán subiendo. De tal manera que generarán problemas, pues reducirán los incentivos hacia la inversión en las empresas. Pero, si México no sigue la tendencia del aumento, puede provocar la salida de capitales y poner en riesgo las reservas internacionales del país.

4.- Tensiones geopolíticas.

Los conflictos que tendrán consecuencias en México son básicamente el de Rusia y Ucrania, así como las fricciones entre China y Estados Unidos, agrega el especialista.

Estos problemas están generando incremento de precios de energéticos y alimentos. También desabasto de ciertos componentes importantes para el sector de tecnología. “Así que los problemas en las cadenas de suministro que vimos desde principios del 2021, muy probablemente seguirán durante el 2023”.

5.- Crecimiento de los niveles de endeudamiento.

Un tema que no se debe perder de vista es la contratación de deuda a la que recurrieron varios países para apoyar a la población y reanimar la economía durante el confinamiento por el COVID-19.

Al incrementarse las tasas de interés, el pago del servicio de la deuda está aumentando y muchos gobiernos van a tener que hacer recortes en el gasto. La consecuencia podría ser menor crecimiento económico.

6.- Problemas internos en China.

Las políticas de restricción en China, los disturbios, el riesgo de levantamiento social, así como la burbuja inmobiliaria en el país asiático, podrían traer efectos mixtos en México.

“La combinación de incertidumbre social y especulación financiera para ninguna economía es algo bueno. Muy probablemente lo que veremos sea una caída del PIB de China”, dice Ruiz Porras.

¿Por qué es malo? Por dos razones: China es el motor económico de Asia y en particular de Asia Oriental. “Estamos hablando aproximadamente del 27% del PIB global, la cuarta parte de los bienes y servicios que se producen en el mundo. Por eso su reducción pega en la economía global”.

Para México puede tener algunos efectos mixtos. Por un lado problemas en el suministro de componentes, pero por el otro una mayor oportunidad comercial en Estados Unidos, señala.

7.- Caída de manufacturas.

Los problemas en los sectores tecnológicos y automotriz tendrán un impacto negativo en la inversión.

El hecho de que el sector automotriz esté en problemas, es algo derivado de la falta de crecimiento de la economía global.

“Mientras hace un año teníamos escasez de semiconductores y esto detuvo la producción, durante 2023 tenemos un problema de demanda. La venta de vehículos se está desacelerando porque ahora no hay compradores ante la desaceleración económica” Y esto podría afectar las exportaciones manufactureras de México y de Jalisco, cuyas industrias dependen en gran medida de este sector, concluye Ruiz Porras.