Si piensas que la creatividad es un don y un baluarte único de los seres humanos, te equivocas.
En el último año la Inteligencia Artificial (IA) ha dado pasos gigantes con el desarrollo de aplicaciones capaces de crear textos, pinturas, fotos, imágenes y hasta videos de forma autónoma, mediante una simple instrucción.
El riesgo que esto puede implicar para la humanidad ya está en la agenda de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mismo que recientemente organizó un conversatorio al respecto.
¿Puede la inteligencia artificialdesplazar la creatividad?
La respuesta es sí. Puede hacerlo y si no somos capaces de reordenar y definir claramente cuál es el papel que queremos asignar al ser humano y a la máquina veremos este desplazamiento definitivo, advierte José María Lassalle, exSecretario de la Agenda Digital de España y catedrático del ESADE en asuntos de ciberdemocracia.
Desde su perspectiva, si el capitalismo sigue fomentando la evolución de las máquinas y robots para desplazar al ser humano a posiciones cada vez más marginales y secundarias, se corre el riesgo de excluir a los individuos de las actividades económicas.
Es el momento, dice Lassalle, de pensar en políticas públicas que regulen de manera ética la relación entre las personas y las máquinas inteligentes para que ambas se complementen.
Superados por robots
El especialista reconoce que el enorme volumen de información disponible en internet, hoy sólo puede ser gestionado mediante la Inteligencia Artificial, la cual está superando al ser humano en la mayoría de las tareas.
“La Revolución Digital está siendo tan poderosa que nos está llevando a retos similares a los que surgieron con la Revolución Industrial. Esa fue una época donde se creo una prosperidad económica extraordinaria, pero al mismo tiempo generó una gran desigualdad que tomó 100 años corregir”.
El principal riesgo es que la humanización del trabajo, lograda después de la Segunda Guerra Mundial, está retrocediendo por el avance digital y nos está deshumanizando, remata el experto.
Algoritmos creativos
La inteligencia artificial no es nueva. En 1956 se acuñó el término en la Conferencia de Dartmouth. En 1986 se difundió la importancia del algoritmo BackPropagation para entrenar redes neuronales artificiales. En 1997 surgió la supercomputadora Deep Blue de IBM, que logró vencer al campeón mundial de ajedrez, Garry Kasparov. En 2011 la misma empresa lanzó Watson, un sistema que podía responder preguntas. Al grado que ganó el programa Jeopardy! al derrotar a 2 concursantes humanos.
Hoy las Inteligencias Artificiales “entrenadas”, tienen la capacidad de producir de manera autónoma obras de arte, literatura, programas de software y hasta cortos de video con sólo darles la orden.
Cuando el mundo vivía en plena pandemia en 2020 comenzamos a ver que iniciativas como las de OpenAI, con socios de la talla de Elon Musk, abrieron la puerta a tecnologías como GPT-3 dejando atrás el chatbot convencional. Al grado que hoy este modelo es capaz de conversar, debatir, componer letras de canciones, crear programas de software, cuentos, noticias y hasta guiones de video, entre otras funciones. Aunque todavía con errores.
Dall-e y Clip son otros dos modelos desarrollados por OpenAI con el potencial para aprender a crear diseño de imágenes a partir de una descripción. A raíz de éstas se han desarrollado otros sistemas basados en código abierto, como Stable Diffusion, un modelo que a partir de una gran base de datos con imágenes y sus descripciones puede ofrecer automáticamente ilustraciones nuevas de alta calidad.
Otro concepto similar pero más enfocado al arte, es Midjourney que fue la primera plataforma abierta al público a mediados de 2022.
Todo esto es una muestra de que la guerra entre la creatividad humana y la artificial apenas comienza. Y hasta el momento lo hace sin reglas.
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