Tras una temporada de fiestas, las startups viven actualmente días aciagos.
En medio del desenamoramiento de los inversionistas con las empresas tecnológicas y los factores macroeconómicos, el capital de riego cayó un 45 por ciento a nivel mundial y un 40 por ciento en México, de acuerdo con especialistas.
El aumento a las tasas de interés y la incertidumbre financiera mundial frenaron el ímpetu de años anteriores en el llamado venture capital o capital emprendedor.
“La verdad no lo veo necesariamente malo”, explica Ian Paul Otero, managing partner de Redwood Ventures, “porque también tanto flujo (de capital de riesgo) lo que ocasionó en el 2019 y 2020 fue un impacto alcista en las valuaciones de las startups”.
El experto en capitales de riesgo recuerda haber visto startups mexicanas que no habían vendido un peso y ya estaban valuadas en 15 millones de dólares.
“Esta lógica del mercado obliga a la sensatez en las valuaciones”, afirma Otero.
En años anteriores, la baja en las tasas de interés en todo el mundo causaron que hubiera mayor un flujo disponible para los emprendedores.
Otro factor de la euforia previa fue la pandemia, pues el encierro provocó que los clientes se desbocaran contratando servicios tecnológicos… hasta que vino el amargo despertar.
En México, en el 2021 la inversión de capital de riesgo fue mayor a los 4 mil 500 millones de dólares, un incremento del 294 por ciento comparado con el 2020, con base en cifras de la plataforma Transactional Track Record (TTR).
Pero se acabó la fiesta para las startups con la caída en el año anterior.
Hasta noviembre del 2022, las empresas mexicanas de este sector levantaron recursos por 2 mil 513 millones de dólares, una caída del 40 por ciento, de acuerdo con TTR.
Durante el año pasado, las principales inversiones de riesgo a nivel nacional se enfocaron en startups de software, servicios financieros y servicios tecnológicos ligados con internet.
Con la caída del flujo de capitales de riesgo, se registraron menos unicornios en México, es decir, empresas con una valuación superior a los mil millones de dólares.
Mientras entre el 2021 y 2022 se consolidaron siete: Bitso, Clara, Clip, Incode, Kavak, Konfio y Merama, en el 2022 únicamente dos compañías alcanzaron este status: Nowports y Stori.
El primero de estos dos nuevos unicornios se dedica a los servicios de logística portuaria, mientras que el segundo ofrece tarjetas de crédito a población desatendida.
SIN POLÍTICAS PÚBLICAS
En México el emprendimiento navega sin viento a favor.
“México no tiene una política pública federal de incentivo al capital de riesgo”, señala Otero.
Los fondos que existían anteriormente, a través de Nacional Financiera, fueron cancelados con la entrada del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Lo poco que había, que eran fondos de coinversión de capital semilla, se cerraron cuando el Presidente canceló todos los fideicomisos”, recuerda.
También desapareció el Instituto Nacional del Emprendedor, que sostenía un programa que fomentaba que hubiera más “general partners”, es decir, más administradores de fondos.
“El Gobierno te ponía, digamos, tu primer cheque a ti como administrador de fondos y solamente te cobraba el retorno preferente. Era una inversión y la tenías que regresar, pero el Gobierno no te pedía un retorno superior a su retorno preferente que era del 8 por ciento”, recuerda.
El ecosistema de emprendimiento subsiste sin apoyos federales.
¿QUÉ VIENE?
En las empresas tecnológicas, que en el pasado se apalancaron levantando más rondas de capital, se esperan aún más despidos y suspender los nuevos proyectos.
Tan sólo Amazon, el gigante de venta minorista en línea, anunció que sus despedidos afectarán a 18 mil empleados.
De acuerdo con un reporte de The Wall Street Journal, más de mil empresas tecnológicas han despedido a más de 150 mil empleados desde principios del 2022 en Estados Unidos.
Con la recesión global prevista en el 2023, se prevén que haya aún más recortes de personal, se abandonen proyectos de expansión y se traten de reducir los gastos.
Es decir, que aún no se ha tocado fondo.
Pero no todo está perdido para las startups, pues en el 2023 seguirán fluyendo fondos de capitales de riesgo.
“Sólo que ahora seremos mucho más selectivos. Nuestro dinero vale más”, asegura Otero.
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