Con la banca tradicional moviéndose a paso de elefante, los nuevos métodos de pago continúan con su ruta ascendente.
De acuerdo con un informe del Instituto de Investigación Capgemini, se pronostica que los nuevos métodos de pago aumentarán de un 17 por ciento del total de las transacciones no monetarias en 2021 a cerca del 24 por ciento para el 2026.
Dicho segmento, entre los que se encuentran pagos instantáneos, dinero electrónico, billeteras móviles y digitales, códigos QR y pagos de cuenta a cuenta, ha “demostrado su capacidad de resiliencia durante la reciente e inusitada volatilidad del mercado”, establece el reporte.
Ésta es una gran área de oportunidad particularmente para atender a las pequeñas y medianas empresas, pues los bancos tradicionales continúan centrando sus esfuerzos en las grandes cuentas corporativas y el mercado minorista.
Lo anterior, a pesar de que el mercado de las pymes está valuado en 850 mil millones de dólares a nivel mundial.
“(Las pymes) son la columna vertebral del crecimiento económico global, ya que contribuyen a la mitad del PIB y del empleo a nivel mundial. No obstante, son algunas de las más afectadas por la reciente volatilidad del mercado”, apunta Jeroen Hölscher, Director Global del segmento de Pagos y Tarjetas de Capgemini, en el comunicado.
De acuerdo con el reporte, el 89 por ciento de los líderes de las pymes se sienten desatendidos por los bancos y consideran mudarse a una opción más flexible de PayTech.
Moisés Galindo Tinajero, experto en innovación en negocios, asegura que una de las macrotendencias que él ha venido promoviendo es la creación de una infraestructura de pagos agnósticos, donde cualquiera le pueda pagar a cualquiera.
“Lo que hace es muy costoso al sistema de pagos tradicional es la infraestructura y las cosas físicas”, explica.
Como ejemplo, señala, Banamex tiene concesionadas las operaciones de las terminales de tarjetas de créditos en establecimientos a un tercero.
“Todo esto es porque los bancos han crecido y tienen una estructura muy burocrática en sus formas de operar y no son prácticos, no son ágiles, entonces esto trae una oportunidad para innovaciones cómo éstas”, expresa Galindo.
Conscientes del problema
El informe de Capgemini también da a conocer que más del 25 por ciento de los bancos tradicionales batallan con “infraestructuras monolíticas e inflexibles”, y que el 75 por ciento de los ejecutivos dan prioridad a los costos para “mantener los sistemas actuales en funcionamiento por encima de la innovación de nuevas propuestas de valor”.
Galindo señala que son los propios bancos a los que no les conviene innovar y agilizar sus operaciones.
Como ejemplo, señala, se encuentra American Express, que sigue tardando hasta 72 horas en acreditar los pagos que se realizan para sus diferentes tarjetas en México.
“Claro, a las instituciones financieras tradicionales no les conviene acelerar la velocidad del dinero”, explica Galindo, “porque entre más tiempo tengan el dinero en su poder más tiempo es el que disponen para invertirlo en algo más y obtener ganancias por ello”.
Como resultado de una banca tradicional que no las ve como prioritarias, las pymes suelen tener problemas de flujo de caja, riesgos de seguridad cibernética, falta de liquidez e ineficiencias operativas que “fomentan el descontento existente respecto a los proveedores de servicios de pago tradicionales”, agrega el reporte de Capgemini.
Por un nuevo sistema financiero
Galindo cree que se necesita un nuevo sistema financiero.
“O que el sistema financiero sea aún más transparente y con una mayor velocidad a la actual”, agrega.
Así como en sus inicios, American Express fue una compañía de transportes y, ante lo peligroso que era en 1850 transportar dinero, se les ocurrió crear el cheque de viajero y creó una forma de hacer transacciones. Fue una innovación que eventualmente cambió el sistema financiera.
Así hay diferentes proyectos, como la empresa Clip -una fintech mexicana que facilita a las empresas el cobro con tarjetas de crédito- que han venido aprovechando estas oportunidades.
“Se necesita una sociedad de beneficio mutuo, con estándares claros”, indica.
Sin embargo, este nuevo sistema, además de más ágil y transparente, también debe ser confiable, pues se presta a fraudes.
“Hace falta una macro organización en el tema financiero, no que regule, sino que haga que todos se pongan de acuerdo en los estándares”, añadió.
Galindo insistió en que este nuevo sistema financiero no vendrá de los bancos tradicionales, pues a ellos no les conviene acelerar la “velocidad del dinero”, pues esto les provocaría dejar de ingresar miles de millones de dólares.
“Veo que hay un gran mundo ahí, pero el sistema está como corrupto por estas grandes corporaciones que no quieren transparentar sus operaciones. Por otro lado la nueva tecnología se los está comiendo, y entonces se necesita algo que permita que cualquiera pueda pagarle a cualquiera con el costo del movimiento más bajo del mercado porque a final de cuentas es una transacción electrónica que no tiene un gran costo”, añade.
El crecimiento de la proveeduría de pagos digitales es inminente. Cuestión de saber quiénes aprovechan esta oportunidad.
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