Hace unos meses, se encendieron las alertas por una nueva crisis bancaria global, esto derivado de la quiebra de dos bancos estadounidenses, y su posterior rescate por parte del gobierno, así como la venta de Credit Suisse a UBS ante la posibilidad de un colapso del primero. Tras varias jornadas de incertidumbre, autoridades de ambas naciones lograron calmar a los mercados al aplicar medidas especiales y, en el caso de Estados Unidos, respaldar los montos totales de los depositantes.
En México, la noticia no pasó desapercibida pues también se percibió la aversión al riesgo por temores sobre cómo afectaría al sistema bancario global; las acciones de financieras que cotizan en el mercado de capitales, al igual que sus pares globales, registraron importantes descensos. Posteriormente, nos empezamos a cuestionar sobre la salud del sector bancario mexicano pero estos temores fueron desestimados rápidamente gracias a que la banca de desarrollo (comercial) del país posee una estructura legal muy diferente a la de los bancos regionales estadounidenses que quebraron.
La estructura de la banca de desarrollo en el país está regida por las reglas emitidas por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS por sus siglas en inglés), un comité del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), principal organismo normativo internacional para la regulación prudencial de los bancos. Su objetivo es mejorar la regulación, la supervisión y las prácticas bancarias en todo el mundo con el fin de afianzar la estabilidad financiera.
El BCBS ha establecido tres reformas bancarias. El primero de ellos, es conocido como Basilea I fue publicado en 1998 donde se considera al capital como pilar principal de la regulación prudencial bancaria. En junio del 2004, se dio a conocer Basilea II, que sustituyó al primero y mejoró la medición de riesgo y se adicionaron dos pilares para reforzar al requerimiento de capital mediante la supervisión y divulgación de información.
En 2017, se reforzaron las normas de capital y liquidez con la finalidad de obtener un sistema bancario más resistente tras la crisis financiera subprime de Estados Unidos: Basilea III. El nuevo acuerdo busca aumentar la calidad y la cantidad de capital, establece normas para el riesgo de liquidez, normas contra cíclicas y para el riesgo sistémico. Actualmente, este acuerdo permanece vigente.
Es importante mencionar que los estándares de regulación bancaria establecidas por el Comité no tienen fuerza legal, pero si es un compromiso de mandato al cual sus miembros se comprometen.
Basilea en México
En marzo del 2009, el país se integró al Comité de Supervisión Bancaria de Basilea para posteriormente aplicar las regulaciones publicadas en la banca mexicana. El sistema bancario nacional no registró cambios tan profundos en la implementación de los requerimientos de Basilea II pues existía un marco regulatorio enfocado en materia de capitalización el cual se implementó tras la crisis financiera nacional de 1994. Posteriormente, el Basilea II fue sustituido por el actual acuerdo.
De acuerdo con las series de tiempo del Basilea III, desde 2011 se empezó a observar los coeficientes de cobertura y fondeo para todos los miembros del Comité. Hacia 2013 se empezaron a publicar los porcentajes de capital. Para 2015, se estableció un estándar mínimo sobre la liquidez, el cual fue cumplido por México, y en 2018 se implementó el estándar mínimo de fondeo estable. Al primer día del 2019, los bancos tenían que contar con un coeficiente mínimo de capital ordinario más colchón de conservación de capital del 7% y un coeficiente mínimo de capital total más colchón de conservación del 10.5%.
Se estableció que en 2022 sería la fecha de implementación y algunos elementos se efectuarían de forma progresiva a lo largo de cinco años. Pero en marzo del 2020, el Comité pospuso la entrada en vigor de las reglas de Basilea III ante la crisis económica provocada por la pandemia para enero del 2023. Posteriormente, la Comisión propuso dar mayor tiempo para implementar adecuadamente los procesos y reglas a partir de enero del 2025.
De acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales, al tercer trimestre del 2022 México ha implementado 13 reglas de las 32 establecidas por Basilea III y 7 más están en proceso de adopción. Existen 2 reglas que ya están implementadas pero que aún no entran en vigor, 2 más que no aplican al sistema bancario nacional y el resto no se han iniciado porque aún no existe un borrador final de los temas.
La banca comercial mexicana
Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) el Índice de Capitalización de la banca de desarrollo se ubicó en 19.27% con un Coeficiente de Capital Básico de 17.93% y un Coeficiente de Capital Fundamental de 16.57%, muy por encima de los requisitos mínimos de Basilea III (10.5%).
El pasado 10 de abril, la CNBV actualizó la evaluación anual de grado de importancia sistémica nacional de todos los bancos de desarrollo y estableció que son las 5 instituciones de relevancia cuya quiebra potencial podría desestabilizar a la economía del país por lo que están obligadas a constituir un suplemento de conservación de capital adicional al 10.5% mínimo requerido. Scotiabank y HSBC deberán de añadir un 0.60% adicional a su capital; Banorte adicionará un 0.90%; Citibanamex y Santander agregarán un 1.20% de capital y BBVA un 1.50%.
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