El peso mexicano cerró el primer semestre del año con una apreciación del 13.69% ante el dólar estadounidense. A grandes rasgos, el diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y México, las proyecciones sobre su política monetaria en lo que resta del año y los importantes ingresos de dólares a México vía remesas y exportaciones han influido en la fortaleza de la moneda nacional.
Específicamente, el peso se apreció 2.49% en junio, periodo en el cual llegó a fortalecerse hasta las 17.0249 unidades, desafiando en varias ocasiones el soporte de 17 unidades. Durante el mes pasado, la apreciación de la moneda nacional se debió a una debilidad global del dólar estadounidense ante la publicación de decepcionantes datos macroeconómicos. Por ejemplo, se dio a conocer que las solicitudes de seguro por desempleo subieron considerablemente a un promedio de 263,000 nuevos apoyos durante tres semanas consecutivas. Entre mayor es la cifra semanal, implica que más estadounidenses piden al gobierno el apoyo por desempleo pues no cuentan con uno. Además, en las condiciones económicas actuales, el incremento del indicador genera temores de una desaceleración económica en el corto plazo. Otro indicador que decepcionó al mercado fue el índice compuesto PMI realizado por S&P Global; el sector manufactura acumula dos meses en zona de contracción y el sector servicios bajó por primera vez en lo que va del año.
Previo al anuncio de la política monetaria de la Reserva Federal, varios miembros del banco central comentaron estar a favor de mantener las tasas de interés en el rango de 5.0-5.25%, lo que también influyó en el descenso del valor del dólar a nivel global. Por lo tanto, la decisión del banco central estadounidense de no realizar ajustes en su tasa el pasado 14 de junio no sorprendió al mercado. Lo que si ajustaron los miembros de la Fed fueron las proyecciones sobre la expectativa de la tasa de interés para el cierre de este año. De acuerdo con el comunicado del banco, la tasa de referencia se ubicaría en un promedio de 5.6% en diciembre del 2023, lo que implica un incremento de 50 puntos base o dos de 25 puntos base en las próximas reuniones. Posteriormente, Jerome Powell, presidente de la Fed, declaró que la decisión de junio no debe considerarse como una pausa, que la lucha contra la inflación continua y que no se descartan dos incrementos a la tasa de interés antes que termine el año.
La decisión de un aumento de 25 puntos en la tasa de interés del Banco Central Europeo también debilitó al dólar. Pues además de situar su tasa en 3.5%, nivel no visto desde 2001, el banco dijo que la inflación obstinadamente alta garantiza otro incremento en la próxima reunión y posiblemente más en las siguientes reuniones.
Durante junio, el índice dólar retrocedió 1.17% para finalizar en 102.912 unidades. Algunas monedas que registraron los mayores descensos ante el dólar fueron el yen japonés (en el caso de las monedas desarrolladas) y la lira turca entre las monedas emergentes), los cuales perdieron 3.82% y 20.11%, respectivamente. Por un lado, la moneda japonesa se debilitó hasta casi las 145 unidades, nivel no visto desde noviembre, ante la decisión del Banco de Japón de mantener su política monetaria ultra baja en lo que resta del año. En el caso de la moneda turca, permanece en una clara tendencia bajista ante el dólar a pesar de los ajustes ortodoxos que están realizando las nuevas autoridades monetarias, como el aumento de su tasa de interés en 650 puntos base por parte de su banco central, que permitían que sus mercados de deuda, crédito y divisas fueran administrados por el estado. Se rumora que el banco central esta dejando de intervenir su moneda por lo que sus reservas empezaron a incrementarse.
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