Ernesto, un ejecutivo de una empresa trasnacional con sede en la CDMX, llega al Aeropuerto de Guadalajara y pide un auto de la plataforma Uber.
Sin embargo, el servicio no lo puede recoger en la puerta, como en otras ciudades del mundo, sino que el chofer le da instrucciones que le parecen por demás extrañas.
Ernesto tiene que caminar, bajo el sol, en medio de obras de remodelación, entre banquetas polvorientas y paredes de lámina, unos 400 metros hasta un OXXO.
Ahí lo está esperando el chofer de Uber, Héctor, quien se disfraza de cliente en dicha tienda de conveniencia para no ser detectado por la Guardia Nacional y evadir una multa de 49 mil pesos, además de 10 mil pesos por el servicio de la grúa que se llevará al auto al corralón.
¿La razón? Según la autoridad, carecer de placas para poder brindar servicio de transporte en zonas federales o no contar con permisos emitidos por el Grupo Aeroportuario del Pacífico, que controla la terminal aérea tapatía.
Las empresas de economía colaborativas llegaron para quedarse, pero aún enfrentan rechazo de sectores que se han visto perjudicados, en medio de gobiernos buscando regulaciones.
Las compañías disruptivas que parecían ser ingobernables están enfrentando retos de los gobiernos.
Y no únicamente en México, pues en Francia se está imponiendo a Amazon una cuota de 3 euros por libro vendido y en Estados Unidos, particularmente en Nueva York, se busca imponer una legislación que haría inviable tener un alojamiento en Airbnb.
“Es fundamental encontrar un equilibrio entre fomentar la innovación y proteger los intereses de los consumidores y los actores establecidos en el mercado a través de regulaciones adecuadas”, asegura Jorge Zavala, uno de los gurús de la innovación empresarial más reconocidos en México y Estados Unidos.
El fenómeno se replica en diferentes industrias y en diferentes países. Aquí tres ejemplos con diferentes problemáticas.
Impuesto sobre los libros
Francia parece ir en contra de Amazon.
El Gobierno de Emmanuel Macrón le impuso una cuota de 3 dólares por cada libro vendido en línea, a través de esta plataforma, a partir del próximo octubre.
El argumento de la autoridad francesa es “proteger a las librerías tradicionales”, que se estima aún existen 3 mil 500, pero que han visto menguados sus ingresos por las ventas por internet.
El gigante del comercio electrónico no se ha quedado con los brazos cruzados, sino que recurrió ante el Consejo de Estado francés, máxima instancia administrativa del país, para impugnar la medida.
«Siguiendo con su compromiso de apoyo a los lectores, Amazon anuncia que ha presentado un recurso ante el Consejo de Estado impugnando la legalidad de la Orden del 4 de abril de 2023, que pretende imponer gastos de envío obligatorios a los consumidores al comprar libros en línea», anunció Amazon Francia, a través de un comunicado.
La empresa de Jeff Bezos, que en el 2022 tuvo ingresos por 282 mil 522 millones de dólares, asegura que hay otras formas de apoyar a las librerías tradicionales “sin penalizar la lectura ni el poder adquisitivo de los consumidores”.
Dentro de sus argumentos presentados ante las autoridades locales, está que la mayoría de las librerías están concentradas en las grandes ciudades y que el 90 por ciento de los 35 mil municipios de Francia no cuentan con una librería.
Otro de los razonamientos es que la medida pondría trabas a “autores autopublicados y pequeñas editoriales” que comercializan sus proyectos gracias a internet.
En Francia se venden más de 400 millones de libros al año, pero solo el 17% en línea, de acuerdo con un estudio de Kantar TNS Sofres.
“Sí, es cierto, (las empresas disruptivas) les están quitando negocio, pero es parte de la competencia y el libre mercado”, afirma Zavala, “¿Qué es lo que va a pasar? Que se busca atacar de alguna manera a estas compañías, pero luego se inventa algún nuevo concepto y es una guerra que nunca termina”.
Este decreto deberá entrar en vigor en octubre, a la espera del resultado de la apelación.
La gran manzana muerde a Airbnb
A Airbnb no le quedó de otra.
La plataforma de alojamientos, que revolucionó los viajes turísticos, tuvo que demandar a la Ciudad de Nueva York, por las restricciones que ha decidido imponer a los anfitriones.
De acuerdo con las regulaciones del gobierno neoyorquino, que deberán entrar en vigor el próximo 5 de septiembre, está prohibido rentar departamentos enteros y, en caso de que se alquilen habitaciones, impide que haya cerrojos internos.
Nueva York, que representa un mercado de 85 millones de dólares anuales para Airbnb, culpa a la compañía por la crisis de la vivienda, de debido a que los dueños de los alojamientos, que antes se rentaban en el esquema tradicional, se han cambiado a la plataforma, que les brinda mayores ingresos.
También los acusan de propiciar “hoteles ilegales”, es decir, edificios completos de recámaras de Airbnb que no pagan impuestos.
En la demanda de Airbnb, a la que se ha unido un grupo de anfitriones, se aumenta que la legislación busca imponer una prohibición de facto de los alquileres a corto plazo.
Zavala explica que, como la mayoría de las compañías tradicionales -en este caso los hoteleros- tienen presencia en las cámaras empresariales, tienen poder para poder influir en las autoridades.
“La innovación, por default, siempre es rechazada, o sea, en el cambio de paradigma siempre hay gente que está en su zona de confort y va a tratar de evitar de que las cosas nuevas prosperen”, señala.
Incluso, Zavala menciona que en el Silicon Valley, donde radica, hay poblaciones que no permite rentas en Airbnb. Por ejemplo, en Mountain View, California, donde se ubican las oficinas centrales de Google, está prohibido.
La nueva legislación neoyorquina debió haber entrado en vigor en julio, pero de última hora lo aplazaron de última hora.
Airbnb tiene registrados más de 20 mil alojamientos en la Gran Manzana, que serán imposibles de registrar en tan poco tiempo.
Además, que según los anfitriones, estarían violando su derecho a la privacidad, pues deben de dar información sensible sobre sus hogares, además de que el registro ante la administración local es sumamente complicado.
Con multas que llegarían hasta los 5 mil dólares, se estima que en caso de que prospere la ley desaparezcan aproximadamente 10 mil hospedajes de la plataforma.
Eso podría ser una buena noticia para los neoyorquinos, que cada vez tienen menos posibilidades de conseguir viviendas accesibles.
Jalisco, a regular Uber
Mediante un amparo, Uber no quiere entrarle a una nueva normatividad que le quiere aplicar el Estado de Jalisco.
Esta es otra traba que enfrenta la compañía con sede en San Francisco y que opera en 900 zonas metropolitanas del mundo, además de que no se le permite recoger pasaje en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
Apenas en octubre pasado, se aprobó en el Congreso local la Nueva Ley de Movilidad, Seguridad Vial y Transporte que obliga a los autos de plataforma a incluir un botón de auxilio dentro de la aplicación, GPS y que los seguros de las puertas traseras no se cierren automáticamente.
Además, pagar un impuesto del 1.5 por ciento de sus ingresos y que sus choferes se encuentren en un registro.
A diferencia de Uber, DiDi sí aceptó respetar la Nueva Ley de Movilidad. Se estima que en Jalisco operan 20 mil autos de plataforma.
El argumento de Uber es que los vehículos de su plataforma no es un transporte público, sino privado.
“En Latinoamérica, las empresas innovadoras se enfrentan a regulaciones y estructuras legales diversas, lo que dificulta la creación de un marco único. Algunos países pueden ser más receptivos a la innovación, mientras que otros pueden imponer restricciones significativas”, explica Zavala.
El pasado 6 de julio, diputados Jalisco se reunieron para planear el contraataque contra Uber. Se trata de una reforma legal -que hasta el cierre de edición aún debía avalar el pleno- que calificaría a esta plataforma como “transporte privado punto a punto” para que forzosamente cumplan la nueva Ley de Movilidad.
Es decir, le concederán a Uber el derecho de llamarse “transporte privado”, pero deberán respetar la ley, que también incluye cursos de capacitación en la Secretaría de Transporte y protocolos para seguridad de las mujeres.
“La regulación del transporte público en México es responsabilidad de las autoridades locales, y en muchos casos, los taxistas tradicionales y las asociaciones del sector han resistido la entrada de empresas como Uber. La falta de una regulación específica habría generado un ambiente de incertidumbre y posibles conflictos legales, tanto para Uber como para los conductores y usuarios de la plataforma”, añade Zavala.
En Cancún, por ejemplo, los choferes de Uber -cuya operación es legal en Quintana Roo- enfrentan agresiones físicas de taxistas tradicionales. Aunque existen más de 50 denuncias, solo se ha sancionado a 4 choferes.
“En el caso de Uber, ha habido ciudades donde se ha tratado de prohibir, pero la ciudadanía protesta, pues dice ‘oye, el servicio de taxis es malo, ¿por qué tengo que quedarme con él’”, agrega.
México y las empresas disruptivas
Zavala, un gurú de la innovación y experto en empresas disruptivas, lanza la pregunta.
“¿Podría haber nacido en México empresas como Uber o Napster antes de que existiera una regulación de su negocio?”, cuestiona.
Definitivamente, el camino hubiera sido muy diferente.
Plataformas como Uber, Airbnb y Amazon llegaron a México, cuando ya habían sido exitosas en otros Países.
“Podrían haber enfrentado desafíos adicionales en comparación con otros países donde se establecieron más temprano”, explica.
El camino de la incorporación de los productos innovadores al mercado, en ausencia de una regulación establecida, es un desafío complejo, añade Zavala.
Incluso, hubo algunas que no sobrevivieron.
Como Napster, que originalmente era un servicio de intercambio de música persona a persona en formato MP3, y que no libró las demandas de las disqueras por el copyright de la música. Subsiste, pero como un servicio de paga y en un esquema muy diferente al original.
“La propiedad intelectual y los derechos de autor son temas altamente regulados en la mayoría de los países, y México no es la excepción. La falta de una regulación específica habría creado un entorno incierto en cuanto a la legalidad de compartir música protegida por derechos de autor a través de la plataforma”, aclara.
“En resumen, aunque es posible que empresas como Uber o Napster hubieran surgido en México antes de que existiera una regulación específica para su negocio, habrían enfrentado desafíos adicionales y un ambiente de incertidumbre en cuanto a su legalidad y viabilidad. La regulación y las políticas se han adaptado a medida que estas empresas han ganado relevancia y han demostrado su impacto, estableciendo marcos legales y regulatorios más claros para su funcionamiento”, afirma.
Y sí, ese el emprendimiento y la innovación es un camino sinuoso y de subida en el que no es tan fácil avanzar, y mucho menos llegar a la meta.
Zavala puntualiza que de 10 mil empresas que surgen, apenas una llegará a ser “unicornio”, es decir, una compañía que, sin cotizar en bolsa ni haber sido adquirida por un tercero, logra un valor de mil millones de dólares.
“Las innovaciones son potenciales de una generación nueva de valor, que muchas triunfan, pero más fracasan”, asegura.
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