Sin duda, ser padre o madre, es una gran responsabilidad. Y una de las responsabilidades más trascendentales y hoy en día relevantes, es la responsabilidad financiera. Desde el alimento, ropa, salud y cuidado médico, pero sobre todo la educación.
Me gustaría compartir en este espacio, un par de ideas para que, si eres un padre o madre, puedas tomar mejores decisiones financieras para tus hijos.
La primera de ellas es que cubras adecuadamente los riesgos a los que te enfrentas como sustento económico de tu familia. Los riesgos pueden eliminarse, afrontarse, reducirse y trasladarse. Es fundamental contar en primer lugar con un seguro de gastos médicos, que “traslade” el riesgo de enfermar a la aseguradora. ¿Cuál riesgo? El costo que representaría una enfermedad grave.
El segundo mayor riesgo que enfrentamos como padres, es morir prematuramente, y es que, si nuestros hijos son mayores de edad, nuestra falta se reduciría a un tema emocional, pero si fallecemos cuando nuestros hijos dependen 100% de nosotros, ahí tenemos un gran problema financiero. Te pregunto: ¿si repentinamente fallecieras el día de hoy, cuántos años puede tu familia mantener su nivel de vida?
Este riesgo financiero se cubre con un seguro de vida, pero permíteme recomendarte el mejor seguro de vida que puedes contratar por su relación costo-beneficio: el seguro de vida temporal. Este seguro, al igual que el seguro de auto, te cubrirá por un tiempo determinado, desde 1 hasta 25 años, y pagarás siempre la misma cantidad. Si al final del plazo contratado no falleces, (o no chocas si fuera el seguro del auto) no recibirás nada. Pero en contraparte, y aquí lo más relevante, es que puedes acceder a sumas aseguradas mucho más altas que en un seguro tradicional y son absurdamente baratos. Como ejemplo, yo hoy pago por una protección para mi familia, el equivalente a 1 café de Starbucks diario. Esta protección es del doble de lo que gastamos hoy mensualmente y multiplicado por 10 años. Si quisiera hacerlo con un seguro dotal o vitalicio, eso me costaría sin duda 10 veces más.
En el tema educativo, es donde se ha popularizado un producto que se le conoce como “segubeca”. Este producto financiero es un seguro dotal a un plazo determinado que vence generalmente cuando el asegurado (el hijo o hija) cumple 18 años y cuyo objetivo es garantizar la educación del menor.
No es una mala idea, pero no es la mejor opción. Aquí las razones financieras:
La inflación educativa es, después de la inflación médica, el segundo sector que más ha subido en los últimos años y los productos tradicionales de ahorro para la educación, generalmente ofrecen como vehículo de inversión a la UDI (unidad de inversión) cuyo valor aumenta conforme la inflación en México. Si queremos pagar la escuela de nuestros hijos, hay que superar la inflación sin duda, y las UDIS no son opción.
En segundo lugar, estas “segubecas” van ligadas, siempre, a un seguro de vida, que proteja al menor en caso de fallecimiento del padre o madre. Desafortunadamente, estos seguros son caros y con sumas aseguradas realmente bajas, por lo que, en caso de un fallecimiento, la cantidad recibida no sería suficiente para cubrir la educación universitaria del hijo e incluso tenga que tomarse ese dinero para cubrir los gastos de manutención.
¿Entonces qué podemos hacer? Una buena idea puede ser, además de contar con un seguro de vida temporal que cubra realmente el riesgo de fallecer, y considerando el horizonte de inversión de largo plazo que tenemos para nuestros hijos, pensar en formar un portafolio de inversión con el objetivo primordial de acumulación.
Es decir, comenzar a invertir todos los meses una cantidad de dinero, por ejemplo, en una canasta de activos como el SP500, dólares, fibras y renta fija, que en el largo plazo superen la inflación, con bajos costos de administración, sin restricciones de liquidez y sobre todo, el poder de elegir dónde y cómo invertir. Como dato, haber invertido 100 USD mensualmente durante los últimos 20 años en el SP500, hubiera generado un retorno del 234%. Habríamos ahorrado 24,000 USD, pero el portafolio tendría un valor de más de 80,000 USD.
Como conclusión, una idea simple, pero profunda: el impacto que pueden tener nuestras decisiones financieras como padres, si las vemos en el largo plazo, es enorme. De ahí la importancia de dedicarle tiempo y dinero, para lo que consideramos lo más valioso de nuestras vidas: los hijos.
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