En doce meses, la situación económica de un país y sus expectativas sobre el futuro pueden cambiar drásticamente. De hecho, estas pueden cambiar tras la publicación de un indicador o las declaraciones de una persona relevante en el mundo financiero.
Hace poco más de un año, el sentimiento del mercado era pesimista, pues se proyectaba que algunos países podrían caer en una desaceleración económica o inclusive en una recesión ante el reciente incremento en las tasas de interés para luchar contra la alta inflación. La teoría económica dice que una política monetaria restrictiva (incremento de tasas de referencia) ayudarán a disminuir la inflación. Pero esto puede llevar a una desaceleración de la actividad económica, pues para los inversionistas es más atractivo el rendimiento que genera su capital en el sistema bancario que en un proyecto productivo; además, sube el costo de los créditos bancarios en general.
La segunda preocupación del mercado era la alta inflación. En Estados Unidos, el aumento en los precios en bienes y servicios llegó hasta el 9.05% anual, nivel no visto desde noviembre de 1981. En México, la inflación alcanzaba niveles de 8.7% anual, logrando el máximo de poco más de 23 años. Esto implicaba que los bancos centrales debían de seguir ajustando al alza su tasa de interés. Por añadidura, los temores sobre una posible recesión aumentaban.
En ese momento, la tasa de interés en Estados Unidos se situaba en un rango de 2.25-2.50% y se esperaba que terminase el 2022 en 4.4% y para el cierre del 2023 se ubicaría en 4.6%. Por su parte, Banco de México proyectaba una tasa a diciembre del 2022 en 9.50% y al término del 2023 en 9.0%. La tasa de referencia se encontraba en 8.50%.
En consecuencia, el dólar estadounidense, medido a través del índice dólar, se ubicaba en máximos no vistos desde mayo del 2002, al llegar a cotizar hasta en 114.778 unidades.
Conforme fueron pasando los meses, la inflación iba cediendo y los datos de desempleo eran alentadores, lo que generó que los ajustes de las tasas fueran inferiores a los anteriores (solamente de 25 puntos base respecto a los 75 puntos base que llegó a subir la Reserva Federal).
Para junio del 2023, la inflación había bajado hasta 4.0% lo que permitió que la Reserva Federal mantuviera sin cambios su tasa en 5.0-5.25%. Fue cuando la narrativa empezó a cambiar. Se empezó a especular cuando sería adecuado iniciar el proceso contrario: recortar la tasa de referencia.
Al inicio, se proyectaba que sería en noviembre del 2023 que se realizaría el primer ajuste a la baja. Analistas más conservadores proyectaban un recorte hasta el primer trimestre del 2024.
Pero todo cambió en la reunión de política monetaria de la Fed de septiembre. El banco central decidió mantener su tasa en un rango de 5.25-5.50%, pero las proyecciones para el 2024 y 2025 se ajustaron al alza. Esto implica que la mayoría de los funcionarios del banco central estadounidense esperan que la tasa de referencia se mantenga alta por mucho más tiempo. Específicamente, se espera una tasa de referencia de 5.1% al cierre del 2024, según la nueva proyección, variación muy superior al 4.3% previsto en marzo pasado. La proyección para el cierre del 2025 pasó del 3.1% al 3.9%. Por si esto fuera poco, Jerome Powell, presidente del banco central, declaró que proyectan un aumento adicional antes de que finalice este 2023.
La noticia generó importantes movimientos en los mercados, pues realmente hay un factor que podría provocar un incremento en el precio del dinero: el reciente aumento en los precios del petróleo. La inflación de agosto subió a 3.7% anual, desde el 3.2% anterior, presionado por un incremento en los precios de los productos derivados del crudo. El precio del petróleo WTI subió 15.9% en tan solo 8 semanas. Ante la expectativa de otro aumento en la tasa de interés, nuevamente aumentó la aversión al riesgo ante un escenario económico incierto en el corto plazo.
Al momento de escribir estas líneas, las recientes pérdidas en los índices accionarios, los aumentos en los rendimientos de los bonos y la fortaleza del dólar reflejan el temor por un nuevo incremento en la tasa de interés estadounidense y las consecuencias que esto podría traer a su economía, la cual es actualmente más lenta de lo que se quisiera, y los efectos que provocaría a nivel global. Pero, las expectativas del mercado son otras. De acuerdo con FedWatch Tool, un análisis desarrollado por CME Group y que mide la probabilidad de ajustes en la política monetaria de la Fed, la mayoría de los operadores de tasas de interés esperan que se mantengan las tasas en el nivel actual (5.25-5.50%) este año y que sea hasta junio del 2024 que se realice un recorte de 25 puntos base.
Si bien siempre hemos hecho hincapié en poner atención en los datos macroeconómicos, la información de los próximos meses será primordial porque de ellos, una vez más, dependerán las decisiones de las autoridades monetarias. Solo esperamos que los miembros de la Fed realicen un ajuste a la baja en el mejor momento posible, y que no sea demasiado tarde para evitar que la economía se hunda en una recesión.
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