Un escenario inesperado de guerra en países que tienen una fuerte interacción en la economía mundial, pone otro punto de presión al panorama de 2023.
A la prolongación del conflicto entre Ucrania y Rusia, se suma la guerra en Israel contra Hamás y los extremistas árabes, mismo que desde el primer momento generó incertidumbre en los mercados financieros, así como dudas sobre la estabilidad de precios del petróleo, de los metales y las consecuencias por una nueva ola inflacionaria en el resto del mundo.
Algunos analistas ya anticipan el final del “superpeso” al cierre del año, ante una mayor fortaleza del dólar. Pero la mayor incertidumbre se encuentra en torno al encarecimiento del crédito, ya que el esperado recorte en las tasas de interés no llega y podría tomar más de lo esperado.
Del lado humano, el desplazamiento provocado por la violencia podría llegar a favorecer un mayor flujo de extranjeros en México y seguir alimentando el nearshoring hacia nuestro país. Esto junto con las inversiones en el sector inmobiliario, pero también más aumento de precios.
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