En las cuatro elecciones presidenciales anteriores que se han realizado en México, el tipo de cambio registró una depreciación ante el dólar estadounidense. Es por esta razón que hace meses, previo al inicio de las campañas electorales del 2024, varias personas, inclusive analistas, esperaban que el peso mexicano retrocederá ante el dólar estadounidense en respuesta al proceso electoral.
Pero, en durante de las campañas de este año no fue así, el valor del peso incluso se apreció ante el dólar estadounidense. El último día hábil previo a la votación, el peso cotizó casi en el mismo valor que el 1 de marzo que inició la campaña.
Antecedentes
En las elecciones presidenciales del 2006, se observó la menor depreciación del peso ante el dólar estadounidense desde que nuestra moneda está bajo el régimen de libre flotación. En esa ocasión, desde el inicio de la campaña hasta el día hábil previo a las votaciones, el peso se debilitó un 1.48%. Esto es, el tipo de cambio pasó de 11.1045 unidades a 11.34 unidades.
En el 2000, el peso se depreció frente al dólar un 5.13%, o 50 centavos, en los 2 meses que duró la campaña electoral. El peso llegó a debilitarse hasta las 10.1370 unidades. Recordemos que ese año se realizó un cambio de régimen político en el país.
En 2012, el viejo régimen político nuevamente tomó fuerza. En esas elecciones presidenciales, se registró un descenso del 4.49% del tipo de cambio al ubicarse en 13.3630 unidades el día anterior a las votaciones; esto fue una depreciación de 56 centavos durante la campaña electoral. Sin embargo, en ese periodo, el dólar llegó a subir hasta 14.5997 unidades.
Para las elecciones que le dieron el triunfo al gobierno morenista actual, la debilidad del peso fue mayor. Se observó un retroceso del peso del 9.38% ante el dólar a lo largo de los dos meses de campaña electoral. Esto es, la cotización pasó de 18.18 a 19.9231 pesos por dólar, pero llegó a cotizar hasta en 20.9613 unidades presionadas no sólo por la especulación de las consecuencias de un nuevo régimen político de izquierda que mantenía las preferencias electorales, sino también por la falta de acuerdos en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte y por la implementación de aranceles por parte del entonces presidente estadounidense, Donald Trump, a productos de varios países; ambos eventos coincidieron con las fechas de la campaña electoral.
A pesar de la típica depreciación electoral, posteriormente el tipo de cambio se fortalecía al desvanecerse la incertidumbre cuando se daban a conocer más detalles de los planes, así como del equipo de trabajo de los nuevos líderes. Un mes después de las votaciones, el peso se apreció 5.01% ante el dólar en 2000, un 3.99% en 2006, 1.12% en 2012 y 7.02% en 2018.
2024
Durante el periodo de la campaña electoral de este año, el peso mexicano pasó de 17.0543 a 16.9443 unidades, esto implicó una ligera apreciación del 0.64%. Dicho comportamiento se dio por una combinación de factores: una menor incertidumbre si Morena permanecía en el poder, ahora con Claudia Sheinbaum a cargo (pues a diferencia de 2018, ahora se conoce la manera de trabajar del partido político) así como por la actual política monetaria global.
México mantiene una de las tasas de interés de referencia más altas en el mundo la cual es atractiva para inversionistas extranjeros, pues a pesar de ser una economía emergente, el país posee una buena calificación crediticia, los indicadores macroeconómicos son estables y nuestra moneda mantiene una operación continua global y es altamente líquida. Con estos respaldos, los inversionistas globales han aprovechado en invertir en títulos financieros emitidos por el Gobierno que ofrecen altas tasas de retorno, sobre todo frente aquellas monedas cuyos países tienen una baja tasa de referencia. A esta operación se le conoce como carry trade.
Desde hace meses, inversionistas asiáticos (específicamente japoneses cuya tasa de referencia es 0.0-0.10%) se han beneficiado de las tasas de interés de alrededor del 11.0% que hay en México. Esta amplia diferencia ha generado una mayor demanda de pesos para cambiar las monedas extranjeras a la moneda mexicana, provocando la constante fortaleza del peso. El volumen de las operaciones que se realizan es tan fuerte que mantuvieron la apreciación del peso en abril y mayo, aún a pesar de la campaña presidencial y de la incertidumbre global por la amenaza de un escalamiento en el conflicto geopolítico entre Israel e Irán.
Pero, todo cambió cuando se dieron a conocer los resultados preliminares de las elecciones presidenciales los cuales no fueron previstos por la mayoría de las personas, pues se estima que además de la permanencia de Morena en el poder ejecutivo, el partido gobernante obtendría la mayoría calificada en ambas Cámaras legislativas lo que permitiría que se realicen cambios a modo y alineados a la administración sin ningún contrapeso político que los detenga. Por ejemplo, reformas que contemplan la elección popular de consejeros del Instituto Nacional Electoral, así como de los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
Al momento de escribir estas líneas, el tipo de cambio mantiene una depreciación post-elecciones del 8.34%, aunque llegó a retroceder un 9.64% al cotizar en 18.65 unidades. A los inversionistas no les gusta la incertidumbre, por lo esta se manifiesta como reacciones exacerbadas en el mercado, como sucedió recientemente. Será necesario que el gobierno electo de a conocer más detalles de su plan de trabajo «100 pasos para la transformación» para generar una mayor certidumbre sobre el futuro económico, político y social del país.
Suscríbete a nuestro Newsletter
Mantente actualizado de las últimas ediciones.