Tras tres meses de descensos, el peso mexicano logró apreciarse un 0.19% ante el dólar estadounidense durante septiembre. Pero algo que ha sido constante en el tipo de cambio desde junio pasado, es la volatilidad.
La especulación sobre las consecuencias de la aprobación de una serie de reformas constitucionales por parte de la nueva legislatura de legisladores llevó al peso a depreciarse hasta en el mínimo del mes de 20.1491 ante el dólar. Justo después de la aprobación de la primera de la serie de reformas, la del Poder Judicial, la moneda nacional se apreció considerablemente por una toma de utilidades tras varios días previos de depreciación. Otro factor que ayudó a la fortaleza del peso hasta las 19.0666 unidades (108 centavos) fue una debilidad global del dólar estadounidense después de que aumentaron las expectativas de que la Reserva Federal haría un recorte más agresivo de lo previsto anteriormente en su tasa de interés (de 50 puntos base desde los 25 puntos base previamente proyectados) ante la constante publicación de débiles datos del sector laboral estadounidense. La fortaleza del euro ante una reducción de tan solo 25 puntos base en cada una de las reuniones programadas por parte del Banco Central Europeo también ayudó a disminuir el valor del dólar.
A inicios de mes, se revisó la oferta de empleos en Estados Unidos correspondiente a julio del 2024, respecto a los 12 meses anteriores. Según el Departamento del Trabajo, en ese periodo realmente había 1,132 millones de empleos menos de los reportados previamente, reflejando una realidad del sector laboral. Tomando en cuenta que la Reserva Federal tiene un doble mandato, mantener la estabilidad de precios y un pleno empleo, una menor cantidad de empleos disponibles refleja que habría una desaceleración en la economía estadounidense lo que orillaría al banco central a recortar más de lo proyectado su tasa de interés para evitar una mayor crisis en la principal economía mundial. Fue así como los analistas ajustaron su proyección de un recorte de 50 puntos base de su tasa de referencia, el doble que los 25 puntos base ampliamente esperados previamente. Una tasa de interés baja disminuye el atractivo de invertir en dicho país, por lo tanto, una reducción más fuerte de lo proyectado en su tasa de referencia socava la demanda sobre los títulos gubernamentales de dicha nación y, por ende, de su moneda.
El 18 de septiembre pasado, la Reserva Federal anunció la esperada reducción de política monetaria, una reducción de 50 puntos básicos. Se espera que se recortarán 50 puntos básicos más en las dos reuniones pendientes que restan en el año. El índice dólar, un indicador que mide el valor del dólar estadounidense respecto a las monedas más importantes del mundo, bajó 0.57% mensual, llegando a cotizar hasta en el mínimo de 100.157 puntos, nivel no visto desde julio del 2023.
Respecto a política monetaria nacional, Banco de México recortó su tasa de referencia en 25 puntos básicos, medida ampliamente esperada por analistas, para ubicarla en 10.50%. La decisión nuevamente no fue unánime. En esta ocasión, el subgobernador Jonathan Heath votó por mantener su tasa sin cambios. Además, la Junta de Gobierno de Banxico ajustó sus proyecciones a corto plazo sobre la inflación general. Para el cierre del tercer y cuarto trimestre de este año, prevén que la inflación se ubicará en 5.1% y 4.3%, respectivamente, una reducción de 0.1% en cada uno de los trimestres respecto a lo proyectado en agosto. Posteriormente, la gobernadora del banco central, Victoria Rodríguez, dijo que podría haber recortes mayores de la tasa de referencia en el futuro a medida que la inflación general se enfríe. Según proyecciones de analistas, la política monetaria mexicana cerrará el 2024 en 10.0%, 50 puntos básicos inferior al valor actual.
Hacia fin de mes, el peso mexicano siguió debilitándose a pesar de la constante debilidad global del dólar estadounidense, el cual continuó presionado ante expectativas de otro recorte de 50 puntos básicos en noviembre por parte de la Reserva Federal y por la publicación de una serie de apoyos económicos en China, para tratar de detener la debilidad económica que sufre la segunda economía mundial. Las autoridades chinas recortaron su tasa de interés en varios plazos, redujeron la ratio de las reservas bancarias (lo que permitirá una mayor liquidez en el mercado), disminuyeron las tasas hipotecarias, así como un recorte en las cuotas mínimas iniciales para adquirir vivienda en las tres principales ciudades chinas.
A nivel global, las monedas emergentes que lograron una importante apreciación ante el dólar fueron el rand sudafricano, al fortalecerse un 3.18% y el real brasileño, que ganó 2.88%. El peso chileno subió 1.3%% y el sol peruano avanzó 1.23%; el yuan de China se apreció 1.03%. Por su parte, el euro subió 0.79% ante el dólar de Estados Unidos. El dólar australiano, la libra esterlina y el yen japones, monedas de países desarrollados, avanzaron 2.19%, 1.89% y 1.77%, respectivamente. En sentido contrario, el rublo ruso cayó 2.73% mensual ante el dólar estadounidense, el peso argentino cedió 1.81%, el peso colombiano descendió 0.70% y la lira turca retrocedió 0.36%. El dólar canadiense se debilitó 0.24%.
La debilidad dólar y la perspectiva de una política monetaria menos restrictiva provocó que el oro tocara el máximo histórico de 1,685.58 dólares por onza, una ganancia mensual del 5.24%. Por su parte, el petróleo estadounidense WTI cayó 6.19% ante la expectativa de una mayor oferta mundial de crudo por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, OPEP+, así como de Libia, tras lograr un acuerdo que le permitirá reactivar su producción petrolera.
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