Karen Julieta Correa Cabrales
Presidenta de la Asociación Mexicana de
Profesionales Inmobiliarios (AMPI)
El sector inmobiliario ha sido históricamente un termómetro de la economía en México, y el 2024 ha presentado un panorama de claroscuros para esta actividad, señala Karen Julieta Correa Cabrales, presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en Guadalajara.
Esta asociación, que lleva 42 años representando los intereses de los agentes de bienes raíces, se ha consolidado como un actor clave en la industria. Su actual representante nos comparte su visión sobre la evolución de esta actividad.
¿Cuál es la “radiografía” actual?
El 2024 ha traído retos y ajustes en un contexto mixto, indica Karen Correa, quien reconoce que el mercado inmobiliario refleja la situación económica nacional. “Cuando hay incertidumbre, se nota de inmediato, aunque el sector abarca diferentes segmentos, cada uno con su propia dinámica”, añade.
Durante el año, el mercado presentó una desaceleración debido a factores como el aumento en el costo del dinero, que se compensó en parte gracias al dinamismo industrial, el cual benefició al mercado habitacional, reconoce.
Sin duda, la incertidumbre política y económica ha influido en el desarrollo del sector este año, comenta Correa, y explica: «Los proyectos inmobiliarios son, en esencia, negocios financieros, y cuando los números no cuadran, la construcción se detiene. A pesar de que el panorama económico parece estable, aún hay proyectos paralizados a la espera de mayor certeza, especialmente en torno a la administración entrante y la reforma judicial», apunta.
¿Cuánto creció la actividad?
Gracias al desarrollo de parques industriales, la demanda de vivienda y espacios comerciales se ha movido favorablemente en la capital jalisciense, reconoce Karen.
Sin embargo, los altos costos de la tierra y de los materiales de construcción han incrementado los precios en el área residencial, indica. «La plusvalía ha aumentado de manera constante, con un promedio anual de entre el 8 y el 9 por ciento. Mientras tanto, las ventas se han mantenido en niveles similares a los de 2023, ante una mayor cautela», comenta la presidenta de la AMPI.
Uno de los mayores retos del sector este año ha sido la combinación de altas tasas de interés y la incertidumbre política, explica la dirigente.
A pesar de esto, el sector inmobiliario sigue siendo un refugio seguro para los inversionistas, afirma. “Los bienes raíces suelen ofrecer una mayor estabilidad en comparación con otros activos. Además, en estos períodos surgen oportunidades cuando las personas necesitan liquidez y deciden vender sus propiedades», menciona.
¿Cuál es el futuro del sector en el corto y mediano plazo?
El crédito hipotecario se presenta como un gran motor de la demanda, principalmente gracias a programas de financiamiento como los del Infonavit. Sin embargo, el inventario de vivienda social sigue siendo escaso. Hay alrededor de 400 mil créditos disponibles en Jalisco, pero la oferta en ese rango de precios es insuficiente, advierte Karen Correa.
Por otro lado, ante el encarecimiento de la vivienda nueva, la tendencia hacia la vivienda usada ha ganado terreno. «Cada vez más compradores optan por adquirir casas antiguas, priorizando la ubicación y la seguridad para renovarlas», dice. Las propiedades unifamiliares, que en muchos casos ofrecen más espacio por un precio menor al de un departamento con amenidades, han vuelto a ser atractivas.
¿Cuáles son las tendencias del 2025?
Será necesario replantear los proyectos de vivienda vertical, ya que muchos nuevos desarrolladores han ingresado al mercado «sin comprender realmente las necesidades del mismo» y han creado productos que no se ajustan a la demanda real, opina la entrevistada.
El diseño de proyectos más sostenibles y centrados en el bienestar es una tendencia que se consolidará en los próximos años. También el Senior Living, un tipo de vivienda para adultos mayores con características adecuadas para este grupo y que incluye servicios de vivienda asistida, serán productos cada vez más demandados, añade Correa.
A pesar de la incertidumbre, el mercado inmobiliario ha demostrado su capacidad de adaptarse y seguir adelante. Con la esperanza de estabilidad macroeconómica y el respeto al estado de derecho, el sector inmobiliario confía en que el 2025 será un año de crecimiento. “Especialmente si se comienza a observar una disminución más consistente en las tasas de interés y un entorno legal más claro”, concluye la empresaria.
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