Recorrer los pueblos de Jalisco es adentrarse en un viaje que revela la diversidad y riqueza de cada uno de ellos. Quien ha tenido la oportunidad de explorar esta tierra seguramente ha descubierto, y saboreando, los dulces típicos que distinguen a cada región.
Más allá de los símbolos tradicionales que han hecho famoso a Jalisco en el mundo, los sabores, colores y formas que se combinan de manera única, otorgan identidad a los dulces jaliscienses, una industria que juega un papel crucial en la economía local y nacional.
Y como ha llegado diciembre, mes de celebraciones y, en muchos casos, de indulgencias culinarias, es el momento perfecto para hablar brevemente de esta industria clave de Jalisco.
Primero, los datos fríos:
Una revisión rápida de las estadísticas disponibles revela que, al menos en los últimos cinco años, Jalisco ha destacado por producir más de la mitad de los dulces del país.
En 2019, Jalisco produjo el 50% de los dulces distribuidos a nivel nacional, lo que generó más de 16 mil millones de pesos en ventas. Para ponerlo en perspectiva, en ese mismo año la industria a nivel nacional generó poco más de 29 mil millones de pesos, lo que resalta la preponderancia del estado.
A pesar de los desafíos que presentó la pandemia, en 2020, según el INEGI, existían alrededor de tres mil negocios dedicados a la fabricación y comercialización de dulces, de los cuales 430 se encontraban en Jalisco. Este impacto económico también se reflejó en el empleo: cerca de 12 mil personas trabajaron en la industria ese año, lo que representa casi la cuarta parte de los empleos nacionales en este sector.
En cuanto a la producción bruta total, Jalisco ocupó el segundo lugar con $25,581 millones MX, y también se posicionó en segundo lugar en ingresos totales, alcanzando los $26,539 millones MX.
Dentro de las cadenas globales, el 75% de las exportaciones de dulces de Jalisco fueron dirigidas a Estados Unidos, mientras que el 15% tuvo como destino Centro y Sudamérica.
El repunte económico mundial y nacional en 2021 fue un respiro para muchas industrias, y la de los dulces no fue la excepción. Ese año, Jalisco generó el 58% de la producción de dulces en el país y empleó a 17 mil personas, demostrando la resiliencia del sector.
No es casualidad que México ocupe el segundo lugar en Latinoamérica en consumo de dulces. Según la Cámara de la Industria Alimenticia, el consumo per cápita fue de 4.5 kilogramos de dulces, cifra que se mantiene hasta el presente.
Para 2022, los datos sobre el consumo de dulces muestran contrastes. Algunos reportaron una disminución debido al lento crecimiento económico, mientras que otros, como Información Sistematizada de Canales y Mercados (ISCAM), informaron un incremento del 25.6% en el consumo de confitería, principalmente de chocolate.
En 2023, según Statista, los ingresos totales del mercado de confitería en México ascendieron a 32,360 millones de dólares, de los cuales más de 18,000 millones correspondieron a confitería de azúcar, y 9,120 millones a chocolates.
Ese año, Jalisco reafirmó su liderazgo en el sector, contribuyendo con el 50% de la producción total de dulces del país.
De acuerdo con Data México, en el segundo trimestre de 2024, el Producto Interno Bruto en la elaboración de Azúcares, Chocolates, Dulces y Similares fue de 6.58 billones de pesos, consolidando a Jalisco como uno de los principales productores.
A pesar de factores como la inflación, la producción de azúcar, el clima afectando la producción de cacao, el aumento en el consumo de productos sustentables, y el cambio en las preferencias de las nuevas generaciones, los expertos y productores esperan un crecimiento del sector para 2025.
Hablemos de lo que podemos disfrutar:
Más allá de su relevancia económica, los dulces también tienen un valor cultural. Existen muchos símbolos que dan identidad a un país o una región, y Jalisco no es la excepción. El tequila, el mariachi, la charrería y la arquitectura son imágenes representativas del estado, pero la gastronomía juega un papel igualmente crucial. La confitería, en particular, está asociada a pueblos, ciudades y regiones, y refleja la riqueza cultural de Jalisco.
Cada pueblo ha construido su identidad a través de sus dulces típicos, con métodos de preparación tradicionales y una gran variedad de ingredientes locales. Hoy, gracias a las facilidades de distribución, estos productos se venden en prácticamente cualquier rincón del estado, del país e incluso se exportan.
Los rollos de guayaba son típicos de Mascota, San Sebastián del Oeste y Talpa de Allende. Los dulces de arrayán se elaboran en San Sebastián del Oeste y Ameca. Chapala es famosa por sus dulces de jamaica. La cajeta de Sayula, con su historia y tradiciones, es otro ícono del estado. Y no podemos olvidar la jericalla de Guadalajara, un dulce presente en toda la zona metropolitana.
Además de estos, existen otros dulces tradicionales como los borrachitos, las alegrías de amaranto, el chicle de Talpa, los chocolates, los churros, los tecomates, y la variedad de productos elaborados por las grandes fábricas.
Muchos nombres, historias, fracasos y éxitos han acompañado el desarrollo de la industria de los dulces en Jalisco. Describir los sabores, texturas y aromas no es suficiente para capturar la experiencia de probar y disfrutar cada dulce en su totalidad. Por eso, en esta época de fiestas, la recomendación es comprar, regalar y contribuir al crecimiento de la industria local, para que Jalisco continúe endulzando al mundo.
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