Al prever los escenarios económicos y financieros que podrían surgir en 2025, existen diversas posibilidades (no necesariamente negativas) que dependen en gran medida de un solo actor: Donald Trump.
Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se anticipan ajustes en la política económica, comercial y fiscal, sin descartar posibles presiones para intervenir en la política monetaria. Estos cambios en la economía más grande del mundo tendrán repercusiones tanto positivas como negativas, no solo para sus ciudadanos y empresarios, sino también para sus socios comerciales y la mayoría de los países. La volatilidad en los mercados durante el próximo año dependerá en gran medida del tono —agresivo o moderado— de las declaraciones y negociaciones de Trump. Sin embargo, en comparación con su primer mandato, la volatilidad implícita podría ser menor debido al conocimiento previo sobre su estilo de gobierno.
Uno de los mayores temores ante la llegada de Trump a la Casa Blanca es el riesgo de una “guerra comercial” para posicionar a Estados Unidos como líder en el comercio global, un estatus que perdió ante China. Desde el primer día de su mandato, Trump podría autorizar aranceles a productos provenientes de países clave. Esto generaría represalias similares, impactando el comercio global y provocando negociaciones de tratados vigentes, como el TMEC, o nuevos acuerdos comerciales, incluida una posible negociación entre China y Estados Unidos.
Si se implementan aranceles, no solo se vería afectado el comercio, sino también la inflación en Estados Unidos. Los mayores costos de productos importados, derivados de aranceles extraordinarios, acelerarían la inflación y presionarían a la Reserva Federal. Actualmente, la Fed prevé que la tasa de referencia termine 2025 en 3.75%, frente al 3.25% estimado anteriormente, con la posibilidad de una pausa en los recortes debido a las presiones inflacionarias.
Por otro lado, la propuesta de Trump de reducir los impuestos corporativos permitiría a las empresas ampliar sus proyectos productivos, generando un impacto positivo en el mercado laboral, mayores ventas y resultados corporativos favorables. Esto impulsará los índices bursátiles estadounidenses; se espera que el S&P 500 cierre 2025 con un incremento del 10%, alcanzando las 6,600 unidades. Este escenario también ha llevado a la OCDE a ajustar al alza sus previsiones de crecimiento económico para Estados Unidos: 2.8% en 2024 (desde 2.6%) y 2.4% en 2025 (desde 1.6%).
Sin embargo, tras casi cinco años desde el inicio de la pandemia, muchas economías enfrentan los estragos fiscales derivados de los apoyos económicos y los altos costos de financiamiento debido a las tasas de interés elevadas. Países como Estados Unidos, Brasil, México, Japón, Reino Unido y Francia tendrán que lidiar con déficits fiscales considerables en 2025. En particular, Brasil ha aumentado su gasto en programas sociales y, debido a sus complejas perspectivas inflacionarias, se prevé que su banco central mantenga un ciclo restrictivo de tasas.
En el ámbito geopolítico, Trump ha afirmado que el conflicto entre Ucrania y Rusia terminará al inicio de su presidencia. Sin embargo, a finales de 2024, las tensiones entre ambas naciones aumentaron, junto con la preocupación por un mayor protagonismo de Estados Unidos y Reino Unido en el conflicto. Respecto a Medio Oriente, Trump ha prometido poner fin a las guerras en Gaza y Líbano. No obstante, su respaldo previo a Israel sugiere un posible aumento del papel estadounidense en estos conflictos, lo que podría generar incertidumbre global y volatilidad en los mercados. El petróleo será particularmente sensible a cualquier recrudecimiento o cese al fuego en estas regiones.
Por su parte, China continuará enfrentando retos económicos en 2025. A pesar de los recientes programas de estímulo para reactivar su economía, los analistas consideran que estos esfuerzos son insuficientes para resolver sus problemas estructurales. Con la presión adicional de una posible disputa comercial con Trump, China podría necesitar más estímulos para alcanzar sus metas de crecimiento, cuyo impacto afectaría no solo a la región, sino también a la economía global.
En el contexto local, México deberá lidiar con un Trump proteccionista, enfocado también en el narcotráfico y la migración hacia Estados Unidos. Además, la renegociación del TMEC y las amenazas arancelarias serán temas clave. Se espera que el Banco de México continúe recortando su tasa de interés en 2025, aunque esto dependerá de las presiones inflacionarias y de las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal.
Un aspecto crucial a seguir será la implementación de las reformas constitucionales en México, particularmente la elección de ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial en junio, así como las acciones legales que emprendan una vez asumidos sus cargos.
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